Transcripción automática
0:00:00 Continuamos, la venganza será terrible, estamos hoy en nuestra matineria de los viernes,
0:00:10 haciéndose este programa más temprano, que usted está escuchando en el horario habitual,
0:00:15 pero hoy es la matineria de las señoras mayores.
0:00:19 Hablaremos esta noche de la envidia en los mitos griegos.
0:00:27 Hemos visto ya muchas veces que los dioses griegos, además de hacer muchos favores,
0:00:34 cada tanto aflicían a los hombres con toda clase de calamidades.
0:00:39 Y al preguntarnos por los motivos que tenían los dioses para obrar de ese modo,
0:00:45 hay uno que siempre resalta, que es la envidia.
0:00:50 La envidia de un dios hacia un mortal, o la envidia de un mortal hacia un dios,
0:00:57 de modo tal que este mortal quiere parangonársele, y esto molesta mucho a los dioses, etcétera.
0:01:05 Ha escrito Jacob Burhart, toda felicidad en la tierra, toda cualidad excelsa,
0:01:14 supone una desmesurada intrusión en la exclusiva felicidad y perfección de los dioses.
0:01:21 Y en este caso, al sujeto en cuestión, se lo culpará y se lo castigará.
0:01:26 Es decir, si vos querías ser demasiado piola, te castigaban.
0:01:31 A esa desmesura les llamaban los griegos híbris,
0:01:35 que era la demasiada virtud a veces.
0:01:42 Un tipo tocaba demasiado bien el arpa, era demasiado lindo,
0:01:49 y sí era demasiado lindo, y osaba comparar su belleza con la de algún dios peor todavía.
0:01:59 La belleza, o la fuerza extrema también, la destreza con las armas, la excelencia artística,
0:02:08 tenían que ser solamente para los dioses.
0:02:11 Acá el único que toca bien la guitarra soy yo, decía, por ejemplo, Apolo.
0:02:18 Digamos que volar alto suponía un ataque a la prerrogativa de los dioses.
0:02:23 Recuerde que Hícaro paga su atrevimiento de volar con la caída,
0:02:29 y lo mismo le sucede a Venero Fonte cuando quiere acercarse a Lólin,
0:02:34 pomontando en aquel torrillo volador que era Pegaso.
0:02:38 Ahí está también el músico Tamíris, que tanto se destacaba en el arte del canto y de la lira.
0:02:47 Tanto es así que las musas, envidiosas e irritadas, lo llegaron,
0:02:55 y también lo privaron de su talento musical.
0:02:59 En casi todos los casos estos tipos morían.
0:03:04 Vamos a ver algunos episodios.
0:03:06 Recorremos lo que le pasó a Marcias, que era el inventor de la flauta de doble tubo.
0:03:12 ¿Cómo es una flauta de doble tubo?
0:03:17 Así. Ven, amigas.
0:03:21 Siempre iba seguido por el séquito de Sibeles, cuyos miembros tocaban el tamboriel.
0:03:28 En Atenas se contaba que en realidad es un viejo cuentito.
0:03:34 La diosa Atenea había fabricado la primera flauta.
0:03:38 Sin embargo, al verse reflejada en un río tocando,
0:03:45 vio que tenía los cachetes inflados y no le gustó su cara.
0:03:49 Sintió vergüenza.
0:03:52 Y entonces arrojó la flauta, la tiró al río,
0:03:58 y la flauta llegó a manos de Marcias.
0:04:01 Marcias se convirtió en un ejecutante genial.
0:04:05 Según los mitógrafos, su música era la más hermosa del mundo.
0:04:11 A Apolo, esa música lo perturbó.
0:04:16 El dios sintió en Bedia.
0:04:22 Tocaba Marcias.
0:04:27 Tocaba Marcias.
0:04:29 Era la canción preferida de Marcias.
0:04:33 La canción Bartolo toca la flauta con un agujerito solo.
0:04:44 ¿Y por eso lo envidia?
0:04:46 No exactamente.
0:04:49 Sí, exactamente.
0:04:51 Le dio bronca.
0:04:54 Y entonces se presentó ante Marcias con su lira.
0:05:00 La lira de Apolo, que era otra cosa.
0:05:03 Y lo desafió a ver quién tocaba mejor.
0:05:06 Que se yo.
0:05:11 El otro aceptó el reto y Apolo tocó primero.
0:05:27 Ese fue Apolo.
0:05:29 Y entonces el otro lo corrigió.
0:05:36 Y le ganó.
0:05:38 Tenía un repertorio amplísimo.
0:05:42 Y más envidió.
0:05:44 Se puso más envidió.
0:05:46 Dice, a que no tocas tu instrumento en posición invertida, como yo.
0:05:53 Entonces él tocó la lira en posición invertida.
0:05:58 Es igual, voy a dar vuelta la lira.
0:06:07 ¿Y el otro?
0:06:09 Quiso tocar la flauta al revés.
0:06:11 Claro, es un...
0:06:12 Tocó para dentro, no sale nada.
0:06:14 Una bombicia.
0:06:16 Perdiste.
0:06:18 Perdió y entonces fue castigado.
0:06:22 Lo colgó de un pino a Apolo directamente.
0:06:25 Y luego lo desolló.
0:06:27 No lo desolló en el sentido de que no entendió su reclamo.
0:06:33 Lo desolló.
0:06:35 Le arrancó la piel con lo diéndo.
0:06:38 Otro caso de envidia.
0:06:40 Kioné.
0:06:42 Era una muchacha, hija de Dalíón.
0:06:45 Era hermosa.
0:06:47 Pero era un como de pretende.
0:06:49 Siente como es cuando una hermosa tiene ciento de pretende.
0:06:55 Kioné desdeñaba a los mortales y esperaba a Dioses.
0:06:58 Dice, yo soy Tardín.
0:07:00 En vez de hacerle caso a todo esto poligrillo.
0:07:02 Voy a esperar que pase un dios.
0:07:05 Me llega algo.
0:07:07 Y ahí aflojo.
0:07:10 Tuvo suerte.
0:07:12 Un día pasaban por ahí Hermes y Apolo,
0:07:14 justamente que fue aprendido en todas.
0:07:16 el barrio donde habitaba esta chica aquí y se enamoraron enseguida de ella.
0:07:21 La muchacha a la primera señal nomás los recibió y les dio dos hijos, por no decir otra cosa.
0:07:30 Digo, ahí acá lo que se llama una elipsis.
0:07:38 Sí, no se los entregó en el momento.
0:07:40 Primero pasaron otras, no es que ya tenía dos hijos, como quien tiene dos peras.
0:07:46 Uno era de Hermes, se llamó autólico, y el de Apolo fue nada menos que el músico filamón.
0:07:54 Hermes y Apolo empezaron a comentar entre los dioses la belleza y la muchacha.
0:08:03 Y una de las diosas la envidió por la belleza, no tanto por haber estado con los dioses.
0:08:10 Hablamos de Ártemes, y entonces se disfrazó de anciana.
0:08:16 ¡Hola! Soy de anciana y se presentó, la hizo hablar, empezó a tirar la ley.
0:08:24 Así que tú eres más belleza que las diosas, le decía.
0:08:29 Y Kionet tuvo la osadía de pretender que su belleza superaba a la de las diosas, incluso la de Ártemes.
0:08:38 Y le dijo, ¡Ay, me gustaría que se presentara aquí mismo esa Ártemes!
0:08:44 Para mostrarles que yo soy más linda que ella, me dijo, con ese tono.
0:08:50 Y Ártemes entonces dejó caer su disfraz de anciana,
0:08:55 y apareció armada con todas sus temibles flechas, y apenas Kionet, puedo pudo verla antes de morir.
0:09:04 Antes de morir.
0:09:10 Siguientes historias, envidias mortales...
0:09:15 Todos mueren acá.
0:09:16 Casi todos.
0:09:19 Vamos a ver lo que pasó con Polinéstor.
0:09:22 E Cuba era la segunda esposa de Primo, el rey de Troya, ¿vió?
0:09:26 Cuando tomaron los aqueos la ciudad, el matrimonio perdió a casi todos sus hijos.
0:09:33 Le quedaba uno solo, que se llamaba Polidoro.
0:09:37 Tenía muchos dones, creo que quiere decir.
0:09:41 Había sobrevivido y para salvarlo, E Cuba y su marido Primo pensaron algo.
0:09:49 Y había por ahí en el Tero Neso, un rey llamado Polinéstor,
0:09:54 y este rey envidiaba la fortuna de los soberanos de Troya,
0:10:00 y envenenado por eso, y deó la siguiente estrata gema.
0:10:05 Envió a E Cuba unos emisarios, para que sabiendo el problema que tenían,
0:10:11 que no sabían dónde gorecer a Polidoro, para que no le pasara nada,
0:10:16 para decirles que enviaran a Polidoro a su rey, no, donde sería bien cuidado.
0:10:20 Acá manda decir el rey Polinéstor, que si usted lo manda a Polidoro,
0:10:26 él lo va a cuidar, que se lo va a...
0:10:28 E Cuba y Primo aceptaron, mandaron a Polidoro al Tero Neso, y ahí, chau.
0:10:36 Y un detalle importante, le dieron a Polidoro una verdadera fortuna,
0:10:43 prácticamente todo el tesoro de Primo, para que Polidoro pudiera sostener su rango,
0:10:50 en caso de que la guerra de Troya, como ya parecía, terminara mal.
0:10:56 Cuando Troya cayó, y Primo murió, Polinéstor mató a Polidoro,
0:11:01 se apropió de las riquezas que tenía, y arrojó al mar el cadáver de Polidoro.
0:11:08 Tiempo más tarde, el cuerpo fue depositado por las olas en la costa de Troya.
0:11:15 Allí estaba nada menos que E Cuba, que estaba sometida a los griegos,
0:11:20 pero todavía ir regenteando su reino, y reconoció el cuerpo de su hijo, y decidió vengarse.
0:11:27 Me había vengado, dijo.
0:11:29 Y envió a una de sus criadas a buscar a Polinéstor,
0:11:33 y lo trajo Mercedes a un engaño que no viene al caso de Contá.
0:11:37 En realidad le dijo que pensaba mostrarle el lugar donde se encontraba oculto un tesoro,
0:11:44 que había escapado las esquizas de los aqueos, etc.
0:11:48 Polinéstor se presentó.
0:11:50 Cuando E Cuba lo tuvo a su alcance, le arrancó los ojos, y luego lo dejó marcharse.
0:11:58 Ahí tiene que todos mueren, este no.
0:12:00 Le arrancó los ojos, y se daba, andate.
0:12:03 Dijo, mientras tiraba los ojos hacia arriba, y lo volvía a atajar.
0:12:10 No sé para qué sea compadrada, si el otro no podía verla.
0:12:18 Finalmente, hablemos de Dédalo.
0:12:20 Dédalo era un artesano admirable.
0:12:24 Su especialidad era la herrería, un oficio que le había enseñado la diosa Atenea.
0:12:32 Parece que hacía maravilla.
0:12:34 Unas rejas.
0:12:36 ¿Unas rejas?
0:12:37 ¿Qué se ha hecho?
0:12:39 Las estatuas que Dédalo modelaba confundían a la gente.
0:12:43 Todos pensaban que eran personas, y él solía divertirse provocando engañosos encuentros.
0:12:49 Ajá, ajá, ajá.
0:12:51 Uno de sus aprendices, el hijo de su hermana, Policápte.
0:12:56 ¿Cómo estamos con las hermanas hoy, eh?
0:12:58 ¿Y cómo con los polis?
0:13:00 Las personas que se llaman polis.
0:13:02 Por ejemplo, Polimeni.
0:13:04 Sí, Polimeni, ¿qué está aquí?
0:13:07 Polimeni es en griego, en la mezcla de griego y inglés, quiere decir mucho mucho.
0:13:12 Es verdad.
0:13:23 Bueno, uno de estos aprendices se llamaba Talos, y también se había convertido en un artesano habilidoso.
0:13:31 Tenía solo 12 años, y ya pelaba las naranjas solo.
0:13:35 Un día Talos encontró el maxilar de una serpiente, o según otros, el espinazo de un pez, e inventó la sierra.
0:13:47 Ahí mismo inventó la sierra.
0:13:49 Pero no la inventó, la encontró hecha.
0:13:51 No, le dio la idea.
0:13:53 Usted trate de cerruchar un árbol con el espinazo de un pez.
0:13:57 No, bien.
0:13:58 Y se fue inventar la sierra.
0:14:01 La copió en hierro y comenzó a utilizar su nuevo invento para hacer raderos y carneserías básicamente.
0:14:10 Y algunos dicen que también inventó la rueda de alfadrero y el compás para trazar círculos, que antes salían mal siempre.
0:14:20 Y entonces, lo empezaron a admirar a este chico.
0:14:25 Y Dédalo estaba muy envidioso.
0:14:28 Un día Dédalo llevó a Tilos, a Talos, hasta el ticho de la acrópolis, que todavía hoy se usiste.
0:14:38 Le señaló varias vistas lejanas.
0:14:41 Mirá, mirá, y por ahí lo empujó.
0:14:44 Encajó una patada y lo empujó.
0:14:46 Después metió el cadáver de Talos en una bolsa para enterrarlo en secreto.
0:14:51 Y en ese momento pasaban por ahí unos tipos.
0:14:55 Y Dédalo, asustado, le explicó que había guardado piadosamente en el saco, en la bolsa, una serpiente muerta.
0:15:04 No le creyeron, su crimen fue descubierto, lo desterraron por asesinato.
0:15:11 Y ahí fue, donde Dédalo fue a parar a Creta, desterrado por haber matado su sobrino.
0:15:18 Y ahí, bueno, en Creta se hizo amigo del rey Minos, empezó a ser el empleado oficial de Minos.
0:15:27 Y ahí fue, donde se le ocurrió el asunto de las alas, y donde su sobrino, Ícaro, las utilizó para volar, etcétera.
0:15:37 Pero eso, evidentemente, es otra historia.
0:15:41 Estas son historias de envidia.
0:15:43 A mí lo que más me impresionó fue la tipo esta que ecua, que le arrancó los ojos a Polimnesto.
0:15:51 Así no va.
0:15:53 Y sí.
0:15:54 Qué maldad, ¿no?
0:15:55 Bueno, sí, todas son historias de maldad. La envidia de venir al maldado, o viceversa.
0:16:00 La envidia es peor que la tinia.
0:16:02 ¿Es así?
0:16:04 Sí, creo que sí.
0:16:07 Le pedimos al discotecario un disco sobre personas que por envidia le hubieran arrancado los ojos a alguien.
0:16:16 Inmediatamente sacó de su bolsillo este disco que vamos a escuchar ahora, que es nada menos que yo no sé qué me han hecho tu sobro.
0:16:27 Pero no sé si por envidia...
0:16:29 Yo me he hecho esto pensando en ese tremendo episodio.
0:16:33 Esta es una versión en donde canta Carina Biorlegui, canto yo y no se acompaña el conjunto de Federico Mirragi,
0:16:45 y canta un coro donde hay varias personas, entre ellas el tribo sin nombre.
0:16:51 Yo no sé qué me han hecho tus ojos ahora mismo. Adelante.
0:16:59 ¡Aplausos!
0:17:29 Mi corazón, yo no sé qué me han hecho tus ojos.
0:17:36 Y al mirarme me matan de amor.
0:17:41 Yo no sé qué me han hecho tus labios.
0:17:45 Y al besar mi labio, se olvida el futuro.
0:18:00 Tus ojos para mí son los ojos de ilusión.
0:18:06 Te voy a dar la pasión.
0:18:09 Te voy a dar la pasión.
0:18:11 Tus ojos son los ojos que van reflejando el luna que es vos.
0:18:15 Tus ojos son divinos y me tienen preso, que es el resto.
0:18:20 Tus ojos para mí son el reflejo fiel de un alma que al querer
0:18:27 te recompsen en el giro.
0:18:29 Tus ojos para mí serán.
0:18:32 Serán la luz de mi camino que tuve me guiarán
0:18:38 por un sendero de esperanza si es lento, porque tu soco soy mi amor.
0:18:46 Yo no sé cuántas noches de insolvio
0:18:51 en tus ojos pensando pase.
0:18:56 Pero sé que al no verte una noche
0:19:01 con tus ojos hermosos soníe.
0:19:06 Solo sé qué me han hecho tus ojos
0:19:11 que me enbrujan con su reclanto.
0:19:19 Solo sé que eso se vuelve al bajo y me hace un grabar
0:19:26 con fuego de amor.
0:19:41 Tus ojos para mí son el delusión.
0:19:48 Tienes para una pasión.
0:19:51 Tienes para un para ti.
0:19:57 Tus ojos son los ojos que van reflejando el luna que es vos.
0:20:02 Tus ojos son divinos y me tienen preso, que es el resto.
0:20:07 Tus ojos para mí son el reflejo fiel de un alma que al querer
0:20:15 de la copa y el asquiro para vencerán.
0:20:20 Serán la luz de mi camino que tuve me guiarán
0:20:26 por un sendero de esperanza si es lento, porque tus ojos son
0:20:35 mi amor.
0:20:40 Mi amor.
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