Transcripción automática
0:00:00 Continuamos en la venganza Serata Arrible, estamos en el Multiteatro de Buenos Aires,
0:00:09 en Corrientes, 1283. Mañana también estaremos aquí a la medianocha haciendo el programa
0:00:15 en vivo con entrada libre y gratuita.
0:00:19 El rey Erias, que era precicia,
0:00:22 empezó a envejecer y las chicas lo vierden, un poco y choco,
0:00:27 y se dijeron entre ellas, nuestro padre está envejeciendo.
0:00:33 Y consultaron entonces a Medea, que, famosamente, era bruja,
0:00:39 y Medea, que por otra parte estaba bastante enemistada con pelias,
0:00:46 le dijo, lo que deben hacer es lo siguiente, ven esta poción, este líquido,
0:00:55 ahora van a ver lo que hago yo, e hizo hervir en un caldero, un líquido de porquería,
0:01:01 le metió un cordero viejo adentro, lo hizo hervir un rato, primero creo que lo cortó en pedazo.
0:01:12 Cortó en pedazo, pero así, para el cordero, lo metió adentro, y luego salió del caldero
0:01:19 un corderito chiquito meme, rosagante, había rejuvenecida.
0:01:26 Bueno, lo mismo que hice con este cordero, me haré con vuestro padre, dijo Medea.
0:01:33 Fantástico, ¿qué debemos hacer? Muy sencillo,
0:01:37 y dice, descuarticen al viejo, échenlo aquí en este guiso,
0:01:44 y al rato saldrá vuestro padre joven y rosagante.
0:01:50 Y las chicas aceptaron, alborozadas, con el despacho en disidencia de una de ellas,
0:01:57 alcestes, que sospechó, pero las otras impusieron su criterio y cortaron en pedazos a pelias,
0:02:05 y lo hicieron hervir, y cuando pasó un rato y el viejo no salía, se preguntaron,
0:02:12 ¿se da cierto? Tierno estaba, decía, ¿no?
0:02:15 No era cierto, y el viejo fenreció en aquel proceso de rejuvenecimiento.
0:02:24 Pero la chica disidente, alcestes, es la protagonista de esta historia que sobra.
0:02:31 Era la más hermosa de las hijas del rey Pelias.
0:02:36 Y Pelias había dicho que la iba a dar en matrimonio a aquel rey que lograra enganchar un jabalí salvaje
0:02:46 y un león a su cuadriga para luego dar unas vueltas por la pista de carreras.
0:02:53 Es una cosa difícil enganchar un jabalí salvaje y un león a un carro, imagínese.
0:03:01 Ya es difícil hacerlo con un caballo, que hay muchos reyes que lo intentaron infracasar.
0:03:07 Pero el rey Admeto de Feras, repito este nombre, Admeto de Feras,
0:03:13 mandó venir al dios Apolo que por aquel entonces era esclavo.
0:03:19 Estaba sirviendo como esclavo de Admeto porque en castigo por haber asesinado a los síclopes.
0:03:26 Entonces los dioses todos del Olimpo lo obligaron a servir como esclavo a Apolo, que era un dios durante un año.
0:03:37 Bueno, y Admeto, que era justo que lo tenía a su servicio, le dijo,
0:03:42 mirá Apolo, te hemos tratado bien acá, sí, sí, sí, apolo.
0:03:47 Algunos reyes mortales me hubieran impuesto tareas aceroces,
0:03:51 solo para demostrar lo importante que era, pero vos lo sabéis por qué es más como un amigo que como un amo, dijo Apolo.
0:03:58 En ese caso, dijo el rey Admeto, te ruego que me hagas un favor especial, no faltaba más.
0:04:06 Ven a Yolco y ayúdame a uncir un jabalí salvaje y un león a mi cuadrega.
0:04:12 ¿Era la prueba?
0:04:14 Bueno, ¿cómo no, dijo Apolo?
0:04:17 Apolo llevó su ligra a Yolco y tocó tan dulcemente,
0:04:22 que el jabalí salvaje se quedó quieto con la boca abierta y el león se puso a ronronear como un gato.
0:04:30 Y entonces a Admeto le resultó fácil engancharlos y conducirlos a través de la pista de carreras.
0:04:39 Al día siguiente, no esperaron, Admeto se casó con Alcestes, la más hermosa de las hijas del rey Perdias.
0:04:48 Pero por error, esta cosa no ofreció a la diosa Artemis, la hermana de Apolo, casualmente.
0:04:57 Es sacrificio habitual en los casos. Así que la diosa se enojó y transformó a la novia en una larga y serpentiante culebra.
0:05:09 Admeto, al ver el semejante monstruo en su cadrera, volvió a llamar a Apolo.
0:05:18 Y le dijo, bueno, esto es que es eso.
0:05:21 ¿Por mal?
0:05:22 Bueno, ¿qué? No, no se le deis majestad, le dijo Apolo.
0:05:26 Le diría a mi hermana, la diosa Artemis, que habéis sido, bueno, y que no ha sido nunca vuestra intención ofenderla.
0:05:35 Y entonces, por deseo de Apolo, por pedido de Apolo, Artemis volvió a convertir al Cestes en Bujar.
0:05:42 Bueno, gracias, dijo Apolo. Gracias, querida hermana.
0:05:47 Y si, y ya que estás haciendo favores, ¿podrías hacerme uno más?
0:05:52 Bueno, dijo Artemis. Arregla con aves en Dios de los Infiérnios.
0:05:57 Por favor, no? Que quiero quedar bien con este muchacho, Admeto.
0:06:01 Arregla con aves que cuando llegue el último día de la vida de Admeto, baje algún otro miembro de la familia al infierno en su lugar.
0:06:12 ¿Me entendés? No, dijo Artemis.
0:06:15 Estaba extraída, claro.
0:06:16 Que conocía ciertos preceptos radiales.
0:06:21 Mira, es así. Cuando se esté por morir a este muchacho, Admeto, yo le quiero así como una gentileza que él pueda mandar un familiar en su lugar.
0:06:31 Bueno, hizo, pero nadie va a querer. No importa, dice. No importa.
0:06:38 Ya está. Ya está hecho.
0:06:43 Artemis le pidió el favor a Ades. Ades aceptó, pero dijo no. Eso sí, tiene que venir por voluntad propia.
0:06:53 No es que Admeto lo manda él al tipo incuneado.
0:06:57 No. Tiene que venir, el reemplazante tiene que ofrecerse.
0:07:03 Un día, Admeto estaba durmiendo, se sentía medio mal, y llega Hermes, el mensajero de los dioses,
0:07:10 y le decía que acompañaba a los macanudos al tártaro.
0:07:14 Le dijo, por favor, me vas a tener que acompañar a la comisaría.
0:07:18 Al tártaro. Al tártaro.
0:07:20 Y entonces, Admeto empezó a gritar, apolo, apolo, asúdame, qué soy yo.
0:07:25 Apareció apolo, y dice, ¿qué tal, Hermes?
0:07:28 Y dice, mirá, espera un momento.
0:07:30 A polo, le dijo.
0:07:32 El Rey Hades ha prometido que otra persona se puede presentar en lugar acá de este muchacho.
0:07:40 Bueno, dijo Hermes, pero apúrense, búsquenlo ya, porque las parcas están a punto de cortar el hilo de su vida.
0:07:49 Bueno, dice... Yo las voy a entretener un poco, dijo a Polo.
0:07:54 Admeto, dice, vos que estás por morir, anda ahí, encontra vos un substituto,
0:07:58 la gente de tu familia, qué soy yo.
0:08:00 Bueno, apolo tomó una enorme copa de vino y se la ofreció a las parcas.
0:08:07 La mayor de ellas, atropos, dejó sus tijeras y dijo, qué binardo, dame otra copa.
0:08:16 Y bebió tanto que Admeto ganó tres o cuatro horas de tiempo.
0:08:21 Primero fue a ver a sus ancianos padres que ya tenían casi 100 años.
0:08:25 Y le dijo, querrá uno de vosotros morir por mí.
0:08:29 Desde luego, que no, qué hijo tan cruel, acabamos de empezar a disfrutar de la vida.
0:08:35 Admeto, entonces, fue a ver a dos miserables prisioneros que estaban en el caraboso, los había metido en el caraboso.
0:08:41 Y estaban suplicando, incluso, que pusiera fin a esa desgracia.
0:08:46 Y les dijo, querrá alguno de vosotros morir por mí.
0:08:49 Desde luego, que no, dijeron los presos, que tenían la misma voz que los padres.
0:08:54 Cuanto antes mueras tú, más contento se taremos.
0:08:59 Tal vez el próximo rey nos dejará en libertad.
0:09:02 Admeto, fue a ver, entonces, a un pobre hombre que sufría una enfermedad incurable y mejor todavía incurable.
0:09:08 Y le preguntó, ¿qué reporís por mí?
0:09:12 Desde luego, que no.
0:09:14 La gente dice que mi enfermedad es incurable, pero siempre hay esperanza.
0:09:18 Tal vez venga a Asclepio y me salga.
0:09:21 En aquel momento, al ceste, la mujer, regresó de Yolco, donde había estado junto a su padre
0:09:30 y había sido la única de las tres hijas que no se había dejado engañar por la pretensión de Medea de hacerlo recugnacea.
0:09:38 Pero venía un poco triste.
0:09:42 Bueno, admito, la recibí en la puerta del palacio y le dijo, nadie quiere morir por mí.
0:09:50 Supongo que también es inútil pedirte lo a ti que dices amarme más que a nadie.
0:09:57 Al cestes, entonces, se despidió con un beso de sus dos hijos y después incidió un veneno mortal
0:10:05 y le hizo una señal a Hermes que todavía estaba ahí esperando.
0:10:10 Llégame contigo.
0:10:12 Pero ese no fue el fin.
0:10:14 Cuando al cestes llegó al tártaro al infierno,
0:10:17 Persefone, la mujer de Hades, salió del palacio a recibirla y le dijo,
0:10:22 Volver a casa enseguida, señora, no puedo permitir que mujeres hermosas mueran por el egoísmo de sus esposos.
0:10:29 Pero el rey Hades no me dejará partir ahora que ya estoy aquí, dijo Alcete.
0:10:35 Dejadme lo a mi hijo, la mena.
0:10:37 Yo sí sé cómo hay que tratar a los maridos.
0:10:41 Mi cuirón.
0:10:44 Vete de aquí por la escalera lateral y al cestes regresó.
0:10:48 Regresó junto a los hijos.
0:10:50 Los hijos corrieron a abrazarla y Persefone tuvo una violenta discusión con Hades, el jefe de los infiérnios.
0:10:58 Y Hades fue corriendo a buscarla de nuevo al cestes.
0:11:04 Llamó a la puerta, la puerta donde vivía, admito el tipo y alcete la mujer.
0:11:11 Y se vengo a buscar acá al cestes y hacerla regresar al infierno.
0:11:16 Pero Apolo, que también estaba entreverado en asunto, hizo bajar a Heracles del Olímpio para protegerla.
0:11:23 Y Heracles se puso ahí con una masa, un martillo de olivo.
0:11:29 ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¿Qué pasa?
0:11:32 Entonces le dijo a Hades, se mire, conforme con esto, le vamos a sacrificar un chancho.
0:11:46 Algo es algo.
0:11:47 Así que se lleva el chancho y nos deja la reina.
0:11:52 Y Hades no le gustó el intercambio, pero la masa que tenía a Heracles lo asustaba y se marchó, refuniando.
0:12:04 Muy bien, dice, acepto el alma del chancho.
0:12:07 La tuya no vale mucho más, cobarde, le dijo, admito.
0:12:12 Mirá que esperar que tus pobres padres no eran por ti. Tenía razón, gané.
0:12:18 Bueno, finalmente Heracles se acercó a la bella Azeste, le dijo, ¿cómo se te ocurrió tomar ese veneno?
0:12:28 Y dice, ¿sabes? Lo hice por mis hijos.
0:12:32 Si Advento hubiera muerto, mi marido, su tío se hubiera apoderado del trono y lo se hubiera asesinado.
0:12:40 Eso lo explica todo, dice Heracles.
0:12:43 Y se fueron todos felices, menos el chancho.
0:12:49 Y está bien, ya lo.
0:12:57 A cada chancho, como todo el mundo sabe.
0:12:59 Sí, sí, le llega su sacrificio.
0:13:02 Estaba pensando, Alejandro, que en principio cuando aún le proponen algún pacto así, y acá en la parte de Tremos,
0:13:09 ejemplo cuando aparece un tipo que hace prodigios, que se cantó Triste Nunca Oído, cantó Cielo,
0:13:14 no escuchados, que llevaban de Ramón, la embriadera, seguro es el demonio.
0:13:18 Segur es el demonio.
0:13:19 Esa capacidad es el talento de expresar vellamente un hecho cualquiera,
0:13:22 cuando detrás hay algo oscuro es propiar el demonio.
0:13:25 Pensaba después el otro problema de Advento, y es que, bueno, le habían comentado
0:13:30 que en algún momento las esposas se pueden convertir en culebras,
0:13:33 y que ahí no hay negociación que hacer, ni con Apolo, ni con nadie más.
0:13:36 Este es el matrimonio del matrimonio.
0:13:38 Pero pensaba también, Alejandro, que bueno, también comparar a reinas con chanchos
0:13:42 es algo que sería muy fácil para un argentino, frente a la corona británica.
0:13:45 Pero digo, el asunto existe de una época en que los hombres iriaban con dioses,
0:13:50 a los cuales podían pedir prodigios impresionantes,
0:13:53 como suspender el momento de la muerte, o incluso conseguirles una esposa,
0:13:57 en el caso de Almetro y tratándose de Alcestes, valía la pena.
0:14:00 Y de cómo la humanidad evolucionó hacia otros dioses, hacia otro tipo de creencias,
0:14:05 en su gran mayoría, donde apenas si se negocia,
0:14:08 la posibilidad era el mejor de los dos hoteles que tiene la eternidad para uno.
0:14:11 Y yo hice un cambio bastante curioso e interesante este,
0:14:15 porque quizás lo que aprendió de a poco la humanidad,
0:14:18 se supone que más adelante incluso dejara de pedir reservas en hoteles
0:14:21 a los que nunca fue ninguna persona conocida, porque no se sabe cuál es mejor de los dos,
0:14:26 que quizás hay un especie de carácter o de milagro,
0:14:30 que es mucho mayor que los milagros que puede hacer un dios.
0:14:33 En principio hemos visto que Apolo era ciertamente una persona venal,
0:14:36 un tipo que se había convertido, había aceptado el fallo de los dioses,
0:14:40 había sido esclavo de un rey, y después, sólo por haber sido bien tratado,
0:14:44 como nos explicaría el amigo Hegel alguna vez también,
0:14:46 estaba contento y quería devolverle los favores, claro, como era un dios, podía.
0:14:50 Me da la impresión de que algunos de los mortales, sin ser dioses,
0:14:54 quizás por ser hombres, que a veces puede ser un rasgo mucho más interesante,
0:14:58 han preferido siempre la imposibilidad de llegar a la esclavitud,
0:15:02 concebir la vida de cualquier manera, pero aceptar nunca ese yugo,
0:15:05 que le impondría, vaya uno a saber qué cosa, pero básicamente la imposibilidad de elegir.
0:15:09 De ahí que muchos humanos, a diferencia de un dios, puedan decir todavía,
0:15:13 libre o muerto, jamás esclavo.
0:15:17 Esclavo es el nombre del tango que vamos a escuchar ahora,
0:15:26 lamentablemente en una versión...
0:15:30 De Alicante de Dolina.
0:15:31 ...que he cantado hace algún tiempo.
0:15:46 No sé si es la trajería de vivir así, con esta pedamía,
0:15:55 que ha dibujado esta mueca sombrilla, que enubla mi soco y apaga mi voz.
0:16:05 Al ver por qué el suelo de su cabeza está, mi cualidad esperanza,
0:16:14 solo me queda mi pieca lloranza borracha de ascio, lo mismo que yo.
0:16:24 Mil veces he tratado de olvidar mi boca de traer en mi pobre vida,
0:16:34 quisiera demostrar que no es verdad, que en vez de corazón tengo una herida,
0:16:45 y más allá no tengo fuerza para ahogar.
0:16:50 El lugo, el brefantasma de mi pena, y vivo esclavo así de mi condena,
0:17:17 Por eso cuando pienso que mi vida es con par de desencantos,
0:17:25 donde las aguas revueltas de santo no fueron surcadas por barco jamás.
0:17:35 Mi apuera y buena nostalgia de otro cielo azul, lejan un placer entero,
0:17:44 y un sol brisante de amor dentro a nero de cárcel y ralos, y besos de luz.
0:17:55 Mil veces he tratado de olvidar mi boca de traer en mi pobre vida,
0:18:06 quisiera demostrar que no es verdad, que en vez de corazón tengo una herida,
0:18:17 más allá no tengo fuerza para ahogar.
0:18:22 El lugo, el brefantasma de mi pena, y vivo esclavo así de mi condena,
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