Esta vez, voluntariamente, opuse resistencia. Intuía qué iba a pasar. Opuesto al placer del Palais de Glace. Tironeaba : no me sentí cobarde por rehuir el malestar de TN, de Pinti, sino por ver decepcionado a Alejandro; nunca, león, panza arriba : pero ante el desafío de cómo retroceder, de comprobar la madurez de su "aquí y ahora".
Quiso ser puro en su procedimiento, honrar la función de la palabra como lo que es, ideas pulidas hasta lograr forma de pensamiento adiestrado en el culto al reconocimiento de la verdad y la subordinación a ella. Demostrar en acción, lo acertado de esa fortaleza, la conveniencia de esa pureza: y el valor de elegirla y sentir su placer.
Quiso ser el ciudadano pensante y político, con la gran carga de ansiedad que le genera lograr que el interlocutor sienta que lo que dice ya FUE CONCIENZUDAMENTE FILTRADO y EXAMINADO PRIMERO y que POR ESO es dicho con seguridad, que se da intachable como - entonces - el acto de discutir para exaltar lo que quede del diálogo catalizador :el oro, del plomo mutado.
Comunicar pensamientos inteligentes si morales en el método, si desprendidos de personalismo; desnudar la belleza y la efectividad de la palabra sin los burdos vestidos, que la vuelven impostora : ¡ probar que se puede, que no es elitista hablar y entenderse así, que está al alcance de todo el que lo vea y lo quiera, que NO TIENE POR QUÉ ser la palabra el arma mercenaria de la clase dominante, que aprenderla y saber y hacer política, termina con el esclavo !
Así se apasionó en un momento, como hombre entero, confiando en el interlocutor, como familiarmente se debe poder hablar con un compatriota y, con alguien que se cree está a la altura y que va a acompañarnos, porque lo entendió y lo comparte y, ESTÁ al servicio de su práctica.
Olvidó el canal en que estaba, olvidó que M.L.Santillán forma parte de él, que su discurso sino por comunión, al menos por tendencia laboral, suscribe los mismos métodos.
Alejandro, retrocedió, no sin demostrar que comprendió : no pasaría de "una charla amable y grata". Fueron evidentes las trampas verbales, encima sin ningún arte ni elegancia.
La periodista traicionó la pureza del diálogo, el "oro de la palabra" o simplemente no fue inocente moderadora, ni como coordinadora, estuvo a la altura de las espectativas políticas, sanas, que generó la convocatoria. No creo que ignore, que con serenidad, desapasionamiento, elegante compostura, los más grandes psicópatas, han usado la palabra para el crimen.
Pinti recurrió al "mañerismo" ( palabra que Alejandro conoce ) mezcló al artista, el escenario, la demagogia del lenguaje burdo, en un lugar donde sólo cabía el hombre pertrechado con su conocimiento, el propósito de no mentir y la meta de un discurso abierto priorizando la búsqueda de la verdad, del encuentro político, la verdad "con caricias", para que el oyente no se empantanara, abriera su horizonte, participara.
Cuando a Pinti le quedó claro, que Alejandro no estaba haciendo un juego escénico sutgió "el peligro del verbo"; quedó desorientado un momento, porque se le estaba requiriendo una profundidad que no tiene; allí no servían sofismas, ni la caballería de reserva de su vocabulario fogueado con éxito ; otro era el campo y, otro el guerrero.
Alejandro cambió la dirección del diálogo, pero dejó claro el trasfondo.
Dolina y Pinti, no era el humor lo confrontado, ni a ver quién tiene pelos o no en la lengua.
Quedó claro quién está activo, desde la inteligencia y el compromiso. Que en el país que queremos, no hay lugar para "acordar": "bueno, entonces no es un millón, son quinientos mil cada uno".
Lo mejor que tiene la palabra es que ella misma pone en evidencia lo que hay y lo que le falta: siempre evidencia las grietas del discurso y del hombre tras el discurso.
Se necesitaba otra persona agiornada al espíritu que Dolina llevó al diálogo político, para no repartir a los televidentes dulce de higo.
Y aún así logró demostrar que la política no está afuera, que nos traduce como la poesía; que el arte de la palabra, nos denuncia : el hombre libre o el bufón. La nación, la matria-patria, de hombres civilizados, justos y libres : o la bastardía del amo.
Me gustó y mucho, me ejemplificó y me inspiró aún más respeto, Dolina-hombre-palabra.