No estoy interesado en ganar una discusión por medios retóricos; solo le diré, Daniel, que mi fe literalmente cura heridas, sana enfermedades, descubre verdades inalcanzables para el sentido común, revela el origen de la vida y las especies, y explica cómo funciona el Universo; su fe, en cambio, es apenas un poco de mala literatura.
Después de todo, Albert Einstein escribió en "Cómo Veo el Mundo" (libro jamás leído por aquellos que tanto creen citarlo) que "tampoco me es posible concebir que un individuo sobreviva a su muerte corporal; esta clase de pensamientos sólo pueden servir de alimento para las almas débiles, temerosas o ridículamente egoístas".