Daniel, el prenderse del título de un libro para apoyar un argumento es una actitud intelectualmente deshonesta; el libro de Hawking sobre la obra científica de Albert Einstein fue hermosamente titulado Una Ilusión Obstinadamente Persistente citando una carta de pésame escrita a la familia de Michele Besso: "Nun ist er mir auch mit dem Abschied von dieser sonderbaren Welt ein wenig vorausgegangen. Das bedeutet nichts. Für uns gläubige Physiker hat die Scheidung zwischen Vergangenheit, Gegenwart und Zukunft nur die Bedeutung einer, wenn auch hartnäckigen, Illusion".
("[Besso] me precedió por poco en la partida de este extraño mundo. Eso no significa nada. Para nosotros, creyentes en la Física, el divorcio entre el pasado, el presente y el futuro sólo tiene el significado de una ilusión, aunque una ilusión demasiado persistente".)
¿Hará falta aclarar que se trata sólo de unas palabras a la memoria de uno de los más queridos amigos de Einstein, que el inciso "creyentes en la Física" es humorístico y que el carácter pretendidamente ilusorio del tiempo es una frase retórica de consuelo por la muerte de Besso?
El libro de Hawking (una magnífica compilación de casi toda la obra científica de Einstein) es rigurosamente académico; en él no hay un solo indicio de hipótesis de la realidad como ilusión; sí hay mucho sobre las características del espacio pseudoeuclidiano de Minkowski, del principio de Hamilton, de la ecuación tensorial del campo gravitatorio, de la teoría de los invariantes, y de todas esas cosas los místicos evitan sistemáticamente por ser difíciles de verdad.
Hasta aquí llegué; un místico que desprecia porque sí el conocimiento científico es antes que nada un cínico, en el peor y más bajo de los sentidos clásicos. Que los maestros espirituales se bajen del pedestal donde ellos mismos se colocaron, que vayan a estudiar en la Universidad durante 20 años como cualquier hijo de vecino y que después (sólo después) vengan a hacer sus críticas científicas y epistemológicas.