Me gustó tanto el mensaje de bienvenida para el contestador en este audio (marcas de tiempo 2:48 a 3:19) que recorté risas y aplausos y lo grabé en mi propio contestador, cuando el teléfono fijo era aún el medio principal de comunicación; a la semana me vi obligado a cambiarlo porque mis amigos y clientes carecían de todo sentido del humor.
De paso, casi todos los hogares en Seattle, WA (una de las ciudades con calidad de vida más alta en el mundo) conservan todavía las líneas telefónicas fijas, y siguen siendo usada por personas de todas las edades; a los argentinos (los mejores en todo, siempre a la vanguardia, la NASA y Silicon Valley ya hubiera cerrado si no fuera por los científicos argentinos, etcétera) puede parecernos una señal de atraso, pero es exactamente lo opuesto. Quizá nuestro único criterio de calidad de vida se limita al consumo de electrodomésticos de última generación, como ocurrió en una época bastante cercana que prefiero no recordar.