Tuve que sufrir esas pruebas PiSA, cuando tenia quince años: y si bien se aclaraba que la elección de los alumnos correspondía al mas puro y desinteresado azar, resultaba que los elegidos se aparejaban en el siguiente sentido: aparentaban ser los mas dispuestos y esmerados estudiantes, cuando en realidad, eran un desastre (obviamente, me incluyo). Se notaba de acá a la roma que era un asunto que preocupaba a nuestro colegio, si bien supuestamente eran anónimas; de cualquier modo nada nos dijeron. Entraron al aula, nos sacaron a los elegidos, y recien al comentarlo con nuestros padres nos enteramos de que se trataba.
Sobre lo que dijo Dolina, en la mayoría de las cosas concuerdo. Pero sobre la cuestión de la recompensa, debería efectuarse la revolución a la cual hizo referencia al principio. Puesto que en pleno neoliberalismo, la recompensa es sinónimo de meritocracia: y la meritocracia es una mierda, por que en unas horas, debes demostrar un año o meses de estudio, dedicación: y esas horas están afectadas por miles de móviles que están mas allá de uno. ¿Pero como saber, que uno sabe, si no es por estas evaluaciones que premian al individuo sobre el grupo, a su memoria y no a su comprensión? Creo que las evaluaciones tendrían que ser como los trabajos prácticos: problemas que se plantean, y en grupo, o uno en su soledad, debe depurarlos, trabajarlos, analizarlos: o en forma de dialogo, clase a clase: una evaluación debe ser problemática. Y eso es lo que falta, supongo yo.
Y no escribo mas porque se, entre las pocas certezas que pueblan mi imaginario, que me excedí en extensión. Y la extensión, tanto como la filosofía, la matemática en los medios de comunicación, es algo que hoy en día
asusta. (si bien aca no lo creo asi, valga la aclaración)
DerWille el martes, 03 de diciembre de 2013 a las 05:47 PM
en La venganza será terrible del 02/12/2013 dijo: