Encontrá todos los archivos de audio en MP3 del programa de radio La Venganza Será Terrible de Alejandro Dolina

La venganza será terrible del 04/07/2025

Comentario #73160

Krank vor Liebe

Krank vor Liebe el sábado, 05 de julio de 2025 a las 08:49 PM en La venganza será terrible del 04/07/2025 dijo:

Cuando leo algunos de mis propios comentarios, tengo la sensación de que alguien podría creer —no sin algún motivo— que estoy aquí solo para quejarme de Dolina. Para reparar esa injusticia, repito algo que escribí al respecto hace un tiempo.

Los Monty Python se propusieron filmar una antipelícula, una película en donde pudieran hacer todo lo que no podía o no debía hacerse según los estándares de la industria; de ahí salió Monty Python and the Holy Grail. Dolina procedió de forma análoga: jugó a los dados y a la pelota en la radio, hizo sombras chinescas y ballet, invitó al locutor de turno (Stronati) a participar activamente del programa fuera de su tarea asignada, cantó y tocó música en vivo, invitó a desconocidos para que presenciaran el programa (después tenía que esconderlos para que no los vieran las autoridades), se burló al aire de los productos y servicios que hacían publicidad durante el programa; hizo todo lo que no podía hacerse en radio, principio que luego aplicó a la televisión.

Entre todas esas transgresiones estaban las charlas sobre los temas mencionados más arriba, inexistentes en otros medios argentinos que en general dedicaban todas sus energías al más sincero de todos sus intereses: las modelos sexis de 12 años. (Jeffrey Epstein, en Argentina hubieras sido un eterno aprendiz.)

Omitir al Dolina escritor, compositor y músico, poeta, divulgador, influencer avant-garde (fue considerado como una de las personas más influyentes de Argentina, y eso solo con un programa de radio de madrugada), honestamente comprometido con causas que no le convenían comercialmente, incitador de discusiones distintas a la preferencia por el calor o por el frío, etcétera, es omitir uno de los artistas más interesantes de los últimos tiempos (que no han sido demasiado generosos en ese aspecto ni en casi ningún otro).

Claro que cada uno tomará la parte que mejor le conviniera; el Dolina humorista no está nada mal, y muchos de los tramos que hay aquí hacen la vida más soportable (aunque casi no hay ninguno que no termine con la advertencia de que moriremos y que seremos un recuerdo, luego la sombra del suspiro de ese recuerdo y después ni siquiera eso: nuestra aniquilación será perfecta).

En lo que a mí me toca, Dolina fue una de las personas más influyentes en mi vida musical (en especial, por su insistencia en perseguir la elegancia en los procedimientos artísticos, y en su repulsión por los chantajes sentimentales, las expresividades circenses y los firuletes de cumpleaños); además, de no haber sido por su oportuna intervención, tal vez nunca me hubiera interesado por ciertos asuntos humanísticos. Quiero creer que la discusión de las ideas de Dolina (o de las ideas que cita) no es un acto demencial u obsecuente.

Y sí: el Dolina actual se repite, se copia, es previsible, ya no puede sorprender, se juntó con gente que no lo favorece artísticamente, ya no hay lugar para su humor en este mundo, etcétera. De acuerdo, pero ¿qué otra cosa puede hacer el tipo que no sea seguir con su programa de radio? ¿Quedarse en su casa mirando series de Woody Harrelson hasta que la muerte lo encuentre? Eso sería indigno.

Hace un mes recuperé una PC casi dedicada por años a grabar automáticamente LVST; ahí tenía guardados alrededor de 4.000 audios. (Muchos de ellos fueron subidos a este sitio por mí o por otras personas.) Puse esos audios como ruido de fondo (como una versión hablada de la música de mobiliario de Satie); aunque recordaba en parte la mayoría de ellos, volví a sorprenderme por la habilidad narrativa de Dolina, que en muchos casos lograba sin esfuerzo la genialidad. Como dije muchas veces, eso era hacer literatura por radio en tiempo real, y no sé de nadie que haya hecho algo remotamente parecido.

Insisto: haber presenciado la carrera de Dolina casi desde su comienzo hasta su apogeo (quizá con Lo que me costó el amor de Laura) fue un privilegio en un país tan castigado en tantos sentidos.