Yo sigo sosteniendo que hay que liberar a Dorio, una animal de ese porte no puede estar encerrado entre los barrotes de la cultura. Si en Gran Hermano estaba en su sitio, por qué sacarlo de ahí? Y Dolina se volvió el pibe pistola del barrio, ya no más angustia existencial, ahora solamente sus charlas parecen apuntar a la dedicatoria de Dorio, y lo digo con profunda, profunda tristeza, porque hace 17 años que lo escucho, y le debo Borges, le debo Voltaires, y tantas y tan variadas formas de pensar el mundo, pero mi limitada inteligencia no logra llegar hasta ese ápice que me permita vislumbrar qué carajo hace Dorio ahí, y qué se volvió este programa sino una tribuna partidaria (qué la causa es justa? no lo sé. Y ese "no lo sé", también se lo debo a él, la sana duda es grata herencia de La Venganza). Un fuerte abrazo a todos los que seguimos con fervor las venganzas del pasado, esperando que algún día sean presentes.