Cómo están todos!!! Se pasaron de alcohol. A todas las que me nombran, dale, que mando el Don Pascual y tres birras amarguitas y frías (algo es algo, che). Está bien, no aportaré sámbuches pero sí traigo una torta Alfajor: mucho ojaldre, dulce de leche y merengue, mmmmmhhhh!. Quién le pone la velita????
Mariana, se me fue en la moto con Adolfo y yo sólo saqué una foto, la del dolape saliendo de la torta, con cara de libidinoso (o loco, no sé). Es cierto, se logró observar a la velocidad que salieron (como chijete, mire) el culote bajándose y mostrando más de lo que debiera (Adolfo, yo que lo creía un señor). En seguida quedó tapado por Mariana que gritándonos a todos: feliz cumple! (a esa altura no sabía quién cumplía y no le importaba) se sentó atrás (en la moto), se olvidó que llevaba pollera (o no) y con una botella de Fond de Cave en una mano y otra de vino sanjuanino en la otra, se fue, no sin antes tirar un ramo de flores y decir: ¡me casé con Adolfo, a ver quién agarra el ramo que si no se casa con Dolina, que se conforme con Alejandro! (Tan en curda estaba).
Pero no sólo ella le había dado al escabio, menos yo (que como soy alcohólica, no me emborracho fácil), todas las demás se convencieron de estar en el casamiento de Mariana y Adolfo y se tiraron como animales para atrapar el ramo (yo sacando fotos).
Pues el esfuerzo fue en vano porque le cayó en las manos de Alejandro, que estaba mirando el color rubí, con toque de cereza del Cabernet y no entendía nada de lo que pasaba.
Allá fueron todas, a cual más salvaje, se tiraron encima de Alejandro, que en el intento de que no volcaran el vino, cayó bajo la horda de mujeres busca-ramos.
Él quedó aplastado...la copa de vino quedó sostenida por su mano que asomaba tiesa, como la antorcha de la estatua de la Libertad.