pero si pongo de quien es saldran a decir las barbaridades mas rusueñas de esta persona, sea tal persona u otra, da igual, si se piensa distinto se tiene la costumbre de denostarlo de alguna manera en vez de ver si lo que dice tiene sentido o no
Ahi va.
Al margen del debate que hoy existe sobre si Argentina tiene que cumplir con el artículo IV del FMI, proporcionándole información macroeconómica dado que somos miembro de esa institución y del G20 y, por lo tanto, deberíamos cumplir con el reglamento de ambos clubes a los que pertenecemos, lo cierto es que desde principios del 2007 los datos del INDEC han dejado de ser confiables.
No solo el FMI, al cual siempre es políticamente correcto criticarlo, desconfía de la información económica de dicho organismo, sino que el informe preparado por 5 universidades sobre la situación del Indec ha sido lo suficientemente elocuente sobre las desprolijidades metodológicas de dicha institución.
Para tener noción de la falta de confiabilidad de los datos del Indec se pueden analizar los datos de la Canasta Básica Alimentaria (CBA). Como se sabe la CBA se determina a partir de la cantidad y calidad de alimentos que una persona, con actividad moderada, debe consumir en un mes para mantenerse bien alimentada. Luego, mediante una serie de tablas, se hace el cálculo para distintos tipos de hogares. Por ejemplo, podemos tomar el Hogar 2 que representa a una familia que vive en el Gran Buenos Aires y está compuesta por un jefe de familia de 35 años, su esposa de 31 años, una hija de 8 años y un hijo de 5 años.
Esta familia, para mantenerse bien alimentada y no ser indigente tiene que tener un ingreso equivalente a la CBA que estima el Indec. Para el mes de agosto pasado, el Indec nos informa que la familia de cuatro miembros mencionada puede alimentarse adecuadamente con $ 545,63 mensuales. Es decir, para el Indec una familia no es indigente si gana $ 545,63 mensuales porque con ese dinero puede alimentarse adecuadamente.
Para tener una idea más acabada de este dato, lo que nos dice el Indec es que en un mes de 30 días, esa familia puede comer bien con $ 18,187 diarios o a un promedio de $ 4,55 por día por persona. En otros términos, para el Indec es posible que una persona pueda alimentarse adecuadamente con $ 4,55 diarios, esto significa que con ese dinero una persona puede desayunar, almorzar, merendar y cenar adecuadamente y no ser indigente. Queda a la consideración del lector determinar si es posible alimentarse adecuadamente con $ 4,55 diarios como nos informa el Indec.
Pero la pregunta a que conduce este dato es la siguiente: ¿para qué mide uno algún dato? ¿Por el simple deporte de medir o para tener noción de algo? Por ejemplo, a una persona el médico no le toma la fiebre por deporte, sino para saber si tiene fiebre. Y si tiene fiebre determinará si hay que hacer otros estudios (mediciones) para establecer qué tratamiento necesita para curarse. Es decir, cuando medimos algo lo hacemos con algún objetivo. Si medimos mal vamos a tener información equivocada y a adoptar decisiones erradas. Por lo tanto, que el Indec haga buenas mediciones no tiene como objetivo satisfacer al FMI, sino saber si la economía argentina está sacando más gente de la pobreza e indigencia o si hay más pobres e indigentes.
Seguir batiendo el parche de que nos desendeudamos, que este es el período de mayor crecimiento en los 200 años de nuestra historia y que este es un modelo de inclusión social choca brutalmente cuando nos dicen que con $ 4,55 diarios una persona puede alimentarse y no es indigente.
La realidad es que el Indec cuenta con las suficientes herramientas matemáticas, estadísticas y econométricas para torturar los números hasta que confiesen lo que el Gobierno quiere. La cuestión es que se pueden torturar los números para esconder a los indigentes, pero esconderlos detrás de torturas estadísticas no implica tener menos pobres e indigentes. Solo se logra esconder una dura y triste realidad que diariamente viven miles de compatriotas