A ver Ripio, a usted le fue mal en el lavado y entiendo que se agarre la cabeza con pinta de comercial de aspirina.
Pero yo empecé mis desgracias anoche cuando mandé a mi hijo chico (una vez más) a lavarse los dientes y ponerse el aparato. Tema de la noche: no encuentra el aparato. Porfía que de mañana se le habían caído ya en la cama mientras dormía. Yo, madre culposa (claro está) recordé que esa mañana me dediqué a limpiar a fondo y tirar un montón de porquerías que mi hijo acumula (léase en su idioma: juguetes que no puede tirar).
Fue así como supuse que se me fue el aparato (diez mil pesos uruguayos pagados en cuotas) en la basura. Pelea con mi dorima: ¡cómo no te vas a dar cuenta que tiras un aparato de dientes!, y todos eléctricos, basándonos en suposiciones (yo, metida completamente en el papel de empleada doméstica).
Las bolitas de la camisa...un poroto. Yo terminé con mi esposo y el adolescente (mínimo esfuerzo) en el contenedor del barrio, revolviendo la basura que más o menos correspondiera a bolsas de mi supermercado y a la mañana (es decir, bastante abajo en el basural).
El adolescente sostenía la tapa del contenedor y encima me hacía sombra. Mi esposo encontró una bolsa que podía ser y se lal llevó a la casa mientras yo metía el brazo hasta el hombro revolviendo la basura de todo el barrio. Rescatamos 3 bolsas de basura de las cuales YO estaba segura de que eran nuestras.
A la luz del mercurio de la calle, revisamos una por una sobre nuestro patio delantero, las bolsas. Yerba por doquier, desperdigada y como sabrán lo más difícil de limpiar. Al final, el aparato de los dientes sin aparecer. Mi esposo tuvo el tupé de preguntar qué iba a hacer yo con la mugre que quedó. Mi respuesta fue entrar a la casa y pegarme un baño. (no, todavía no me dio por autoflagelarme).
Mi esposo limpió el desastre, obvio. Todos entramos y yo di por terminada la búsqueda. Le dije a mi hijo que como no estaba en la basura y no la encontrábamos en ningun rincón de su cuarto, él debería poner los 700 pesos que le habían regalado para pagar e aparato nuevo.
A dormir todos peleados. Hoy en la mañana seguí con la limpieza, pensando que ya no compraría esos macetones tan lindos que había visto en mercado libre.
No hubo caso.
A esa altura todos nos habíamos lavado los dientes más de una vez, cuando de repente...UM OSCURECIMENTO (ah, no eso era de Le Luthiers), como a la tercera lavada de mi dorima, encontró en el fondo del vasito de cerámica de los cepillos:
EL APARATO!!
Fue tal la alegría que me olvidé de insultar con todas las letras del alfabeto al nene pelotudo de 9 años que los dejó ahí y no se acuerda.
Ripio, en Argentina tienen tanta variedad de ropa que seguro va a encontrar una tan o más bonita que ésa. No se haga malasangre. Sólo le pido que se solidarice conmigo e imagine su avatar pero con mi cara (que la cabeza todavía me duele).
Abrazo solidario desde el otro lado del río.