Por lo común la mayoría de nosotros solo toma algunas cosas de Dolina, sobre todo cuando lo hemos escuchado en la adolescencia. Por aquella época asimilamos mucho del maestro y con el tiempo, al formar una personalidad, aprendimos incluso a discrepar con él.
En el caso de Dorio suele valerse de Dolina como si fuese un libro de auto-ayuda. Más allá de darle la razón todo el tiempo, manipula algunas palabras ajenas (también entiéndase cualquier autor de turno) para justificar su comodidad filosófica.
Su adulterado feminismo no es más que un ejemplo, no importa en qué jerarquía se ubique cualquier figura femenina a la que se aluda en el programa, Para Dorio solo es una sexualidad de la cual burlarse por ajena e inescrutable.
Tal vez cree que la violencia de las palabras inteligentes no cuenta, cree en el libertinaje de la burla inescrutable. Acaso es el recurso de un intelectual temeroso agredir sus miedos.