Algo más. No lo mencioné porque me angustia aún. Pero más debería angustiar - y de hecho ocurre y vuelvo entonces al punto - el silencio, la abstención. Al contrario, es posible transfundir más vida al no dejar de nombrar, al defender presencia con el cuerpo y no la elegante abstracción.
En ese programa grabado estaba Tom Lupo. Alejandro hizo los chistes de siempre para demostrar alegría y gratitud, para disimular cariño y respeto.
Anoche soñé con Alejandro. Tom Lupo, sigue presente desde la angustia que no cesa, desde la lucha por la vida acompañada como un fueguito encendido, la "lucecita mortecina" del Tao, de la conflagración de nombrar, nombrar, ¡nombrar!, aunque duela, aunque haga reír a algunos ("No sería el Camino si no se rieran de él")... porque a este mundo todo lo que humanamente vale le parece cursi, lo traduce cursi.
"Las diez mil cosas viven por su integridad, su integridad las convierte en lo que son", "no hace falta nombrarlas", "lo que se nombra ya no es" bla, bla, bla... Magnífico.
Pero aquí y ahora, lo único que importa es que la justicia en la materia que no puede defenderse, ocurra de una vez.
Podría ocurrir, si lo hicieran ocurrir. Si no esperaran siempre un pago que no sea la vida.
¡Les deseo Vida!