Otra vez, amanece.
Otra vez, un nuevo día, una nueva esperanza.
El glorioso nacimiento del niño de Belén es un símbolo del niño que debe nacer en nuestro corazón.
Y si no nace en nuestro corazón, ¿de qué nos sirve que haya nacido en Belén?
Hoy puede ser un gran día.
Hoy podemos tratar a los otros, y a nosotros mismos, con más amor, con más respeto, con más comprensión y compasión.
Se puede decir: pero el hombre de hoy es el mismo que el de ayer, ¿qué esperanza de cambio hay? Obviamente, no es cierto: el hombre de hoy tiene la experiencia del hombre de ayer, que el de ayer no tenía.
Un foro virgen, una nueva oportunidad.
Lástima que no pueda expresar este sentimiento sin mancillar esa pureza.
Daniel Franz el sábado, 09 de abril de 2016 a las 07:40 AM
en La venganza será terrible del 08/04/2016 dijo: