Que fácil , que tentador caer en las ganas de contemporizar. Pero no! Pero no! Mejor hablar de ciertas....cosas. Benditos mis amigos de la orilla del canal, que me enseñaron absolutos.
Si, conozco a dos personas que nunca fueron fascistas. A las que les sorprendería mucho, y encontrarian no risible sino ridículo que se ponga en duda el derecho a votar de un pibe porque nació donde nació. Me recontracago en esa condena y me recontracago en todo aquello que condene al consumidor y no al narco, al puto y no al cura pederasta, al trapito y no al que, no dejandolo trabajar, lo empuja al delito. No tengo ni quiero tener tibieza con quienes se cagaron siempre en nosotros los negros, de los que alaban a la sirvienta porque, cosa rara, nunca les robo nada. Las cosas como son, a veces no hay bemoles. Y si algo huele a mierda, es muy probable que no sea un flan de canela.
Las dos personas que nunca fueron fascistas son mis hijos. Tienen la inmensa suerte de haber nacido en una casa que no se llovía, de conocer muchas culturas, de no haber sido discriminados jamás. Son mi prueba empírica de que la cosa va mejorando.
Abrazos