Porque no fue escuchada, la hermosa palabra dicha en un momento,...dulzura de la lengua y luego nada. Mas cuando dos seres son requeridos por el misterio y entre los dos - y aún por los dos - sucede, la relación de palabra y cuerpo es inagotable.
Requiere el misterio de la noche hablarle a un hombre, ausente en otras palabras y en otro cuerpo; que inexorablemente repare si hay un lazo presente : la relación con el misterio, en ese otro cuerpo y esas otras palabras, no acontece. El misterio tiene exigencias, celosas fuerzas que no se explican, inapelables, que lo gobiernan.
La hermosa palabra de amor, devora a la mujer y en la distancia, prolongada en vibrante silencio, al espacio la envía voluptuosa y cálida onda de su cuerpo : la poesía que es sangre de palabras, erotismo del alma, devuelve el nombre de él al aire y el erotismo de la piel de ella, toma su arte, se mueve sensual, hace un poema; la palabra es exigida, la palabra es respondida, como erótica caricia de la noche.
No serán nunca tibieza en su oído, la palabra del cuerpo ni el cuerpo de la palabra. Mas la mujer no puede no obedecer al misterio.