A lo largo de 10 años de chat y foros, he visto muchas veces esto. Irrumpe un troll, invariablemente un tipo seriamente trastornado, que entra con múltiples nicks y múltiples personalidades para crear escándalo, confusión y mala onda. Invariablemente también la comunidad, agredida, movilizada por los ataques, termina respondiendo y girando en torno al juego propuesto por el desquiciado en cuestión.
Discúlpenme la crudeza amigos, pero le hacen muy pavotamente el juego a este loco. Cuando hablé de moderar no fue desde una posición ideológica autoritaria sino desde la razonabilidad de una persona medianamente civilizada que cree que las normas son indispensables para una vida en comunidad, y que ciertas expresiones individuales no pueden admitirse sin perjudicar completamente la salud de esa comunidad.
Fíjense que gran conquista libertaria: 15, 30 personas tratando de conocerse, estrechar lazos, poner cierta onda positiva aún en el debate y el disenso, compartir un lugar donde estar bien, expresarse y hacer amigos, saboteadas por un desquiciado.
Personalmente, a esta altura de la vida pretendo elegir todo lo que me rodea, y este lugar, así contaminado, no me interesa para seguir frecuentándolo, así que será hasta más ver, y si aparece algún canal donde se pueda seguir construyendo ciertos lazos que se estaban construyendo, algunos tienen mi mail, me avisan y allí estaré.