Podría discutirse acerca de cuál es la ética de servirse de un blog ajeno para postear links, una y otra vez, siempre al mismo sitio. En general, yo diría que un link está bien, luego es abuso o desubicación, como la gente que hace preguntas al final de una charla para hablar y escucharse a ellos mismos, robándole el lugar al conferencista.
En las conferencias y en los blogs hay una norma de conducta tácita; puede llevar un tiempo descubrirla, a menos que uno sea un recalcitrante. Internet, por otro lado, está lleno de ellos.
¿Quiere postear links? Vaya y pase. Lo que nos molesta a varios no es la posición política del que escribe esos textos. Lo que provoca nuestra reacción es la imbecilidad y la crasitud del que los escribe. Es una cosa instintiva. Ofende directamente. Aun cuando escribiera tomando la posición opuesta sería así. No es imbécil porque asuma una posición determinada, es imbécil intrínsecamente; es alguien a quien uno no querría de su lado.
Hay opositores que escriben con altura y que uno puede leer, a disgusto pero con respeto. La estupidez ofende parejamente, salvo a los muy estúpidos, a quienes puede embelezar.
Chancho conseguiría el mismo apasionado efecto de rechazo si en lugar de linkear artículos políticos, linkeara constantemente películas norteamericanas de preparatoria, con entrenadores, fraternidades, relatores deportivos y simpáticos perritos que anotan el home-run de la victoria en el equipo de negros y gorditos en el que nadie creía. (El que haya hecho un viaje de larga distancia en colectivo o convalecido impotente frente a la pantalla de TELEFE, me comprenderá.)
Y para dejar en claro la importancia de esta discusión en lo internet bubububububububububububububu