A veces la pereza de la izquierda envalentona a la derecha que se piensa dueña de la acción; pero suele la misma, ser cuidadosa prevención : machistas, misóginos, indiferentes, incluyendo mujeres no femeninas, conocen esa cierta intranquilidad, no definible inquietud (por la certeza sobre sí mismos-as) sobre lo previsible o imprevisible : si las lenguas de dulces besos, se revolverían en filosas lancetas.
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Los burgueses que son la muralla involutiva, que llenan todo de basura pero clavan en los árboles vivos, carteles estigmatizando las heces perrunas y al dueño del perro, cuando la verdadera amenaza son los deshechos no biodegradables de sus cerebros,... que se indignan por tener que pagar el impuesto que solventará - pero que jamás justificará moralmente - el trabajo del recolector, el cual debería agradecer la distinción de ensuciarse las manos y ofender su olfato, con las secreciones morales, abstractas y brutalmente concretas, de esos factores bióticos oportunistas de la iglesia y parásitos del cuerpo de la corrupción antropológica y filosófica que es el sistema padre que los engendró,... esos, los mismos, son los que matan por "determinar cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa" mediante el : señor-señora-señorita-joven-vieja-casado-soltero-viudo-concubino-huérfano-el pibe de- la chica de-profesora-doctor- máster-eminencia-dígame licenciado-marginal equivalente de las heces y la basura,... etc. ad nauseam.
¿Eres civilizado como yo - oh ente señora, señorita - que escribo y expongo el manifiesto de mi superioridad ( tan superior que la mantengo impoluta sin usarla ) aquí, en este lugar que valoro tanto que ni mi rostro verdadero acompañan mis palabras?... Por la justificación de las palabras el ser se encamina a la bestia o al hombre.
Se puede tomar distancia para conocer y conocerse. Y se puede abandonar esa distancia, para amarse y amar.