Mirando lo de Vincent, sentipensante, una mariposilla aleteó... ¿Se ven a sí mismos una tarde, en un museo, una noche en un teatro,...adentro de las pinturas y esculturas, adentro del ballet, adentro del concierto...?
¿Se ven a sí mismos volviendo a casa, quedando a solas...? Entonces, el ser, la consciencia, ordena, clasifica : lo "recolectado" en ese campo adimensional, territorio suponiendo que lo tenga, de todo lo que se siembra, gesta y nace, será guardado para servir a lo necesario.
No hay nada en esta vida que sea indiferente, que dé lo mismo; elegimos, si podemos, qué matar y qué dejar vivir, fingiendo inconsciencia o cínicamente postulando el absurdo.
¿Se ven a sí mismos donde he preguntado?...Bien, de eso se trata.
El horror duerme, la revelación de la alegría despierta.
Para el que se despierta, la vida es embriaguez. Para siempre, aún en el sueño, la consciencia permanecerá centinela, guardián enamorado de esa revelación. Embriagada y despierta, en orgásmico estado de amor. Anhelando actos, buscando, preguntando en todo, por la oportunidad de dejarlo ser, de dejarlo ir.
Algo lo tocará, con brusquedad, con extrañeza, con brutalidad, con inquisición...siempre, también.
La palabra, madre de las acciones, qué herencia, qué ontogenia le legaría a sus hijos, si no existiera el arte ( no el oropel, la fanfarria, la subordinación de la materia) Es justa y compasiva su omnisciente ley superior en la selección - que no es la del concepto humano -
"En las grietas está dios que acecha"...Son los artistas, los que encarnan el amor desprendido y absoluto por algo, quienes saben verlas. No siempre a tiempo. Casi siempre no perdidas. Ese "casi", son los residuos del hombre.
¿El infierno? : lugar de justicia inapelable, ausencia absoluta y definitiva, de la piedad y la compasión.
¿El cielo?...