Dolina : es un volcán interno, a fuego lento; pero una mira, el sereno valle verde al pie...
A veces humea, tanto, que no se advierte lo que sube; el que aprendió a leer las formas de las nubes, ve atropellarse los signos del significado, una exclamación sube del plexo, pero el estallido de él se adelanta : erupciona. Y una se sorprende, dolorosamente.
Porque, miraba el morse esmeralado de la esperanza, el arco iris de las flores, las lenguas de plata susurrantes de las anchas bocas de los altos rostros de los árboles; todo era textura, olores, sabores, fascinador calidoscopio, ultrasonidos unificando corazones. Una miraba cruzar, bailarines confiados, a los pájaros...Y todo esto sucedía, podía suceder, recostado, protegido, alentado, en el escudo de la montaña, que es él.
Y repentinamente, es el enemigo : la escena viva del paisaje, ennegrece - tan veloz como llegó se va la luz - se marchita, es esqueleto fotónico y brasa roja luego y ceniza gris que mata radioactiva al fin.
La lluvia de la pena, es inútil, llega después.
Se da cuenta, se detiene, el genio del volcán no puede cambiar lo hecho. Pide disculpas al Testigo; pero no es posible pedirlas al momento que murió.
Pena por el valle, pena por la montaña, pena por el que entró a la escena con su propio ritmo de gigante : un gigante y una montaña...Y el Testigo múltiple que enmudeció.
Tal vez el conejo, se hundió en profunda cueva y temblando, quieto, espera aún allí...
Tal vez la paloma, logró cambiar de cielo a tiempo...
Pero la rosa de papel, se quemó... Los ojos de papel se volvieron a quemar...
Piedad, amor mío...
O en tus laderas seremos, amigos y amantes, frías estatuas de lava...
Lava seré mas lava enamorada. :-) :-(