Juan Schwindt no gana un centavo con este sitio; seguramente que más de una vez tuvo que poner guita de su propio bolsillo para sostenerlo (eso sin contar la inversión más importante: muchísimas horas de desarrollo, depuración y mantenimiento). Por otra parte, quienes colaboran con este sitio también lo hacen —literalmente— por amor al arte. (Lo hacen porque están convencidos de que los contenidos de LVST merecen ser preservados.)
Si la producción de Dolina (cuya infinita ignorancia sobre el programa y sus circunstancias es proverbial) trabajara así, las cosas saldrían bastante mejor en la radio y en las presentaciones públicas. (Usted, querido Barton, que suele leer las cosas que escribimos, lo sabe mejor que nadie.)
Expreso aquí mi mayor admiración por la obra artística de Dolina y mi más honesto deseo de acomodarle una buena piña por sobrador y miserable.