La confianza es la fe disfrazada de razones.
En el desmesurado uso de lo propio mostramos el exceso impertinente de lo cotidiano.
Pensar con la ilusión de estar pensando.
Tal vez cuando navegue por las mismas aguas sea con similar bandera, pero ¿Acaso es necesario ser el tonto enemigo de todo? soledad está escrita con oídos sordos y ojos incrédulos.
Normalmente la intención no alcanza pero mientras acepto una conclusión me mantiene a salvo de la infranqueable cortesía del caos.
Esa charla que ensordece el orgullo se queda en el pánico de la sorpresa ante los colores con los que al sol brillamos.
Estos ojos que me denuncian tal oportunidad son suficiente agua para el traicionero desierto de mis capacidades.
Cuando todo texto es excepción, toda pluma es libertad.
Porque en cada letra creo, en cada letra vivo.
Por qué esta sangre que se hizo tinta es nueva cada día.
Soy, lejos de la añoranza, la posibilidad de volar.
Y no hay mejores plumas que las letras sinceras.
La inesperada sonrisa cuando no es otra cosa estar vivo, aceptar un mundo tan cerrado que es posible entenderlo y tan amplio que es posible volar.
No se nos tiene paciencia por otra razón que la esperanza.
Seamos ajenas esperanzas, convivir, mejorar y aprender.