Lo dicho. No merece confianza quien no revisa su trayectoria: hay quien la recorrió como el pato... y dejó el camino intransitable para el que confiado viene detrás. Lo sabe y no le importa, es más, en eso consiste su goce.
Las restricciones de la libertad son para las naturalezas que no salieron del instinto, que confunden el camino público del bien común, con la imposición de su incontinencia personal, la apropiación del territorio que manchan.
Ni por casualidad, en la materia que arrojan, un granito de oro, un carboncito diamantino alguna vez... No soportarían la paradoja.
La verdad no los necesita en sus filas, en sus duras y dignas marchas: ¿ por qué empecinarse, en sacar agua de la piedra, labor de los dioses ?
Hay "puntos febriles",encrucijadas, crisis, históricas y de la naturaleza misma, en que el mimetismo, el camuflaje, desaparecen o son inaceptables, en que cada cosa o ser ocupa y debe ocupar su inconfundible lugar bajo el Sol.
Así que a qué preocuparse. Los cobardes nunca vienen de a uno.
Los falsos niños tampoco.
La soga con que ata la naturaleza tiene una medida que no puede sobrepasarse; la educación suaviza sus tirones, pero es un acecho constante. Hay que romper la marca, hay que evolucionar.
O aprender a vivir con la repugnancia y, entender que la restricción no es la vulneración del derecho de lo regresivo, sino la protección del derecho de lo evolutivo. Lo prescriptivo sería DEJAR VER SIEMPRE, las verdades ocultas detrás del hecho,... lo que se tornaría improbable cuando predominante en la ontegenia fuese la mentira, lo capcioso, lo amoral, lo depredador... como esencial, nó como contingente. Y, debió o debe serlo, para que la hipótesis de los pecados capitales creyera avalada su fundamentación.
El Sol y la Lluvia todo lo borran, menos las osamentas: igual la memoria... ¿No será la memoria una especie de osamenta metafísica?
Ah... ( no es una digresión ), si las máquinas mienten, mienten los hombres que las programan ( o que a favor de la decadencia no las corrigen).