Las cualidades innatas o desarrolladas por sus circunstancias y educación, son un bien indiscutiblemente. Pero no son o no deberían ser, parámetros para alabar o denostar a nadie, para establecer jerarquías y niveles que hagan constituir una vergüenza ser, por ejemplo, auxiliar de enfermería; trabajo que hace posible que limpien a quien no puede en su situación incapacitante, manos y voluntad calificadas por altruismo, por conciencias sensibles, porque no los rebaja ser instrumentos de servicio y compasión, al mismo tiempo que reciben la paga que evalua su tarea y es su medio de subsistir. Esas personas, reciben otra paga, abstracta, del alma y la inteligencia, experiencia humana, valor de vida.
Ningún trabajo honrado es humillante, sino el modo en que se realiza : es humillante o debería serlo, trabajar para la muerte como muchos científicos, para la mentira como muchos artistas, para su ego y para las "clases superiores" como muchos que han hecho del conocimiento otra especie de valor-poder, transformando la igualdad de todos, las miserias injustas materiales y morales, en el juicio canalla : "al que le toca le toca vistes" o "son incapaces sin ambición y que no se ocuparon en progresar y educarse, están bien para barrer mi vereda y recibir un poco de comida y ropa vieja en la puerta de mi casa"...
El desprecio denota inteligencia de segunda entonces, discapacidades maquilladas, en quienes significan y reparten de facto, derechos que no disciernen porque no los comprenden, siendo los menos indicados para hablar en su nombre.
Para ejemplificar la bajeza, el estigma, lo peyorativo excluyente, es usado lo banáusico, las inteligencias múltiples, el individuo perjudicado y solo que trabaja en lo que puede y sabe y no en lo que sabiendo poder, no logró y acaso lograría con ayuda, pero lo vive conforme y decente y no como un defecto o estigma.
¿Qué clase de argumento reflexivo es ese, qué clase de instinto que se satisface, especialmente en un momento donde casi el 60% de las personas votaron en nuestro querido suelo, por igualdad, inclusión, libertad para ser lo que se es, resignificación y dignificación del trabajo? Una gran cantidad de ese 60% son trabajadores, son personas pobres NO MISERABLES... Y el miserable no puede dar, necesita recibir : también necesita compañeros.
Pobres de espíritu, pobres de dinero, sin la falacia arrogante del cociente intelectual y el curriculum...No lo sé. Pero ninguna posición innecesaria para el bien de la vida que sujeta, es relevante al justicialismo-peronismo-kirchnerismo-humanismo. Lo actitudinal, el pensar-sentir-actuar, deberían ser como pieles de serpiente : los errores y los aprendizajes logrados, dejarlos, cambiarlos.
Reservar para sí "los mejores títulos", que designan su conducta al fin, mundana y caprichosamente indignados por la comparación : "marquemos a los nuestros"... Pero ¿quiénes son los nuestros? Se trate de humor, de ejercitación literaria, de gestalt, de políticas, de juegos de comunicación,... se trata de experiencia compartida, de lecturas compartidas. Mi tiempo es valioso, porque moriré. El rato que siento suceder con él aquí, vale. Y ser vulnerable y vulnerado, vale.