LVST tiene dos partes vivas : el segmento inicial y el segmento musical.
Sin pretensiones de remasterizar, ni resignificar incunables (sabemos que las leyes de indias vinieron después, incluso el reciclado "querido rey")... No hay en esos segmentos remiendos cosidos con premeditada invisibilidad y agudeza, para obtener un producto final al que se arribe con los ojos de los sentidos "vendados", acostumbrados a "ir" donde se les dice.
A las puertas del palacio del intelecto, el goce elitista y el conocimiento emocional al alcance de los iguales : está la infantería abigarrada y en silencio, de regreso de embrutecedora batalla.
El segmento inicial y el segmento musical, "desarman todo" y, abren las puertas...
La inteligencia funciona viva en esos segmentos; todo es nuevo, sólo la raíz es la misma.
Otras necesidades plantea el tiempo; las coreografías del pensamiento, lo consabido, resultan ineficientes, no sirve mirarse al espejo, disfrutarse a sí mismas.
Se entiende ir en pos de otra integridad, un volver a empezar sacando los pasos desde idéntica raíz. Conservando las antiguas piezas esenciales, las que refundan; las que reúnen a su alrededor la sensibilidad del ser colectivo, de la historia común.
Hay que rehacer el diálogo, no un patchwork de individualismos sólo capaces in situ de aceptarse en la única rutina de trucos aprendida que los confirma, ya gastada : reikimente (por algunos), como walkirias (por otros),... como Yago (los infelices) y como Harpías -con h antigua- (los que arrebatan).
Un patchwork, al principio es impreciso, la urdimbre no dice nada importante, la trama no ofrece claridad de intención más que entrecruzarse con la urdimbre... Aún los cuadrados tejidos, no muestran la bondad o maldad del uso destinado, ni siquiera los puntos que se sueltan. ¿¡Cómo abrigarse o anticiparse al abrigo!? : es techo;... hay que hacer el trabajo, decidir y demarcar el territorio... Primero, el territorio de personas.
La transmisión oral de era en era, en anchura y longitud, de valle a montaña, de orilla a orilla, de casa en casa, de oído a boca, de boca a oído.
Como, en el primer segmento y en el último.
La integridad que constituyó el programa y que es ahora desintegrada, para hacer espacio, para hacerse espacio, yo la encuentro en esos segmentos, en el ejercicio de sus particularidades que parecerían comenzar siendo cero y ascendiendo al lugar que se sabe y se intenta.
Hay que "entablar" de nuevo y esta vez el campo ha de ser más grande y soberano. El gaucho no monta yegua (puede si quiere); el tropillero no monta yegua madrina...
No es hora de ser caballo de servicio; ni de ser madrina, la yegua.
Los hijos que se apartan de los celos del equus padre, no deberán ser castrados...
Hay que rehacer el encariñamiento, fortalecerlo, hay que curar la empatía... y amar (no enamorar).
Traer a todos a la manada. La pista, los va a adaptar y domesticar o enseñar a convivir como la paja y el trigo rindiendo cada uno de suyo.
Un patchwork para el lomo del caballito. Un campo sin alambrada. Ningún amo para el caballito - nadie que quiera cortar a los perros las cuerdas vocales para que no ladren - : aunque es un trabajo para Heracles, no habiendo a la vista y oído más que los que hay, la injusticia impone, la conversación amiga y la música y la voz que canta proponen, el Creador dispone.
Y el que se empaque en ser con las vidas ajenas, un perverso polimorfo "sublimado" y no : se desgraciará, metafóricamente, y no. :) :( ;)
Viyi el miércoles, 13 de julio de 2016 a las 03:26 PM
en La venganza será terrible del 12/07/2016 dijo: