Misionar sobre lo vivo no es obsesión - misión es razón de ser, visión del ir - buscar los ojos missios con ojos missios : el encuentro exige la coherencia interna del acto. La obsesión lo carece, es un gesto ciegamente detenido, un ir sin resolución. Lo propio de mi acto es poder ser reivindicado posteriormente por mi; siendo así, primero debe existir.
"Cuanto más coherente sea mi vida, cuanto más fuerte mi compromiso, más tenderá ella a adquirir la figura de un acto único y en ese sentido estará consagrada a algo que me sobrepasa" : en alguna parte del universo, en algún momento de los otros.
El observador y el observado son fotografías del id; si fueron tomadas, si pudieron "dibujar la luz", lo revelado y embellecido mutuamente, habrá dado libertad a lo contenido que se atraía. Se han enviado a sí mismas, se han "ajustado" y han regresado: amor.
No hay obsesión en las fuerzas, sino persistencia hasta crear y corregir y recrear.