No recuerdo que hablen de crestas en la Ilíada, dosmas.Bueh, lo habré pasado por alto.
¿Está segura que tiene dos? ¿Yo también?.Ni que fuera un volátil.
Bien, a ver:
La 5 se ocupa de las hostias, yo la ayudo, porque se distrae y me tiene a los feligreses con la boca abierta y la lengua afuera, como perro cansado.
Y para terminar rápido, a los últimos les echa un montón y se nos atragantan.
El cepillo, aclaro, lo paso de adelante hacia atrás, habiendo dejado la puerta de la iglesia, convenientemente abierta.
Necesito un espacio, más bien íntimo, para reflexionar con los seminaristas, por si aún su fé, flaquea.
Andrea es la monaguilla;entre nos, m´hija,un consejo.Lo toma o lo deja.
Nunca, repito, nunca, acepte el convite del sacristán Matías, a visitar el cuarto de máquinas.Bah, si es su gusto vaya, pero tenga en cuenta que es una comunidad nuevita;la gente es mala y comenta, ¿vió?
Y Mauricio, cual era su grado? No importa.Venga, de la custodia del vino ritual, me ocupo personalmente.No sabe como se pone Monseñor Adolfo, si encuentra un faltante, y no ha sido por su intervención.