Voy a tener que prescindir de comentar aquí, dado que suelo coincidir con los conceptos de Ezequiel no pudiendo evitar admirar que él dice bien lo que a mí me sale todo desprolijo y poco inteligible.
En este caso en particular, adhiero a su respuesta y la de Solcito al comentario de Santiago.
Pero yo venía a otra cosa. Angie me adjudica alguna competencia que no llegué a entender del todo cuál es, aunque intuyo que ella la supone devenida de mi oficio. Aclarando que no escuché el programa y desconozco el contexto de la frase en la que Dolina hace referencia a la belleza como un derecho, pero que infiero en general como fue la cosa por los comentarios de Angie y de 2+2, diría (y esto desde la pura opinión y sin competencia ninguna para vertirla) que no comparto que la belleza sea un derecho. En todo caso sí un saludable anhelo, un deseable acuerdo entre todos por un mundo más grato de ver, oír, oler, tocar y sentir en la piel. Pero no veo por qué eso deba ser un derecho, en todo caso, lo vería como una obligación moral de cada uno por producir belleza (o al menos decoro) en lugar de fealdad.
Digo yo, no más.