Ahí afuera, aquí adentro, corre una película tridimensional. En la cuarta dimensión, el fuego sin llama de la fiebre creadora del director va consumiéndolo en ese modo del amor, que es aprehender, testimoniar la grandeza y hacer de la miseria, abono con bien : la única amenaza ( peligro es otra cosa ) es el desamor. Han venido al balcón las palomas : va a llover.
Esta tarde, me he quedado aquí yo también y así.
Se sacude la concupiscencia y el miedo la razón y, frutece el acto deliberativo por elección en la emergencia : no puede haber más emergencia que la belleza del bien.
Una pequeña idea, un frágil sueño, un persistente brote desconocido, una fragancia : y he aquí que tenemos algo que perder; no podremos alinearnos en el "no me importa nada de nada". Hasta los fantasmas no permanecen jamás en las tumbas : salen a llenarlo todo de señales, a serlo incluso, a proclamar como fuere, el absoluto omnipresente, el atributo de la vida.
No seamos impiadosas tumbas. Miremos a través; como somos mirados o como siquiera una vez nos dimos cuenta que nos miran.
La paloma en la baranda, es su satori. Es mi satori.
Y ustedes son, en ella, en mí, tan intensos como el cielo de ennegrecidas nubes, que atraviesa en este instante un rayo del Sol. Y ya pasó.
Esperé : ...el amor no pasó.
Hola...Buenos días. Buenas tardes. Hasta la noche.