Amigo Enoch: gracias, ha logrado emocionarme con sus elogios totalmente desmedidos. Tengo muy claro que soy una persona con infinitos defectos y limitaciones, y quizás lo único positivo que encuentro cuando hago un examen de conciencia es la creencia sincera en la posibilidad de mejorar el lamentable estado espiritual y mental en que me encuentro, y la decisión de perseverar en ese intento a pesar de los muchísimos errores y retrocesos.
Como le decía hace poco y me parece oportuno repetir ahora, me siento mucho más cerca del escéptico angustiado y lleno de dudas que del creyente que cree tener todas las respuestas y se ve a sí mismo con auto-complacencia.
Desde que entré a este foro, más allá de acuerdos o desacuerdos circunstanciales, me he sentido muy identificado con ud. Créame que entiendo profundamente sus frustraciones, sus enojos, su escepticismo, su rabia con la realidad social, política, económica, su descreimiento en el ser humano y en cualquier posibilidad de trascendencia espiritual.
Entiendo todas esas frustraciones, y tengo fe absoluta en que las trascenderá. Todo tiene su tiempo…
Siempre reconocí en ud a una persona absolutamente íntegra y sincera, y créame que lo aprecio muchísimo, seguramente mucho más de lo que ud supone.
Según dijeron muchos místicos (perdóneme pero no puedo evitar citar a estos muchachos, los grandes adelantados de la especie humana), integridad y sinceridad son las únicas condiciones absolutamente imprescindibles para tener éxito en el más ambicioso de los caminos que podemos recorrer (que no repetiré para no seguir cansando a nadie), el cual en su punto culminante nos conducirá a la superación definitiva del sufrimiento, aunque eso ahora nos parezca una quimera inalcanzable.
Ahora bien, no todas son rosas. Para serle totalmente sincero, creo que debería ud tratar de superar esa lógica confrontativa que… no, no, olvídese, no dije nada (perdón, esto tampoco lo puedo evitar).