Yo particularmente disfruto del programa cuando las charlas toman algún vuelo filisófico, o cuando Dolina hace gala de su extraordinario conocimiento, y admito que me aburre en demasía la parte de humor, por repetitva y recurrente. Entonces, cuando las partes de humor abundan el programa aburre y además se desperdicia una gran inteligencia como el de Dolina.
Cambiando de tema, y con esto me despido, la radio no tiene buena señal en los alrededores de La Plata.