De fondo coincido con varias cosas, no hacemos otra cosa que especular para matar el aburrimiento de un programa grabado y es un poco absurdo enojarnos al pedo. (Digo pedo porque Dolina dijo culo).
Como dice José no es casualidad que el periodista le preguntara sobre la radio y temas circundante en esta época, pudo no ser a propósito de parte de Dolina, pero las respuestas que dio abren puertas y justo en el tiempo de renovar contratos.
El programa es caro y quienes más sienten los recortes son aquellos del equipo que no son famosos, aquellos que no conocemos demasiado, aquellos que primero debe defender Alejandro cuando negocia un contrato.
No sé qué tanto abra decaído la calidad de la inversión en radio en Argentina, pero hace no muchos años no solo había programa los viernes si no que eran lo mejor de la venganza.
Tal vez proyecto mis ganas de un negro feliz en un teatro lleno, sueño con un hecho grato, acaso no me importa en que radio sale el programa en la Argentina y sin duda no me interesa el color político de ésta, pero cuesta creer que lo poco que hay hoy es todo lo que el mercado puede financiar. El resultado artístico depende demasiado de la garra, por no decir otra cosa, de Dolina.
Estoy seguro que Alejandro hace sin pensar con quien y piensa sin mirar en dónde.