Creo que esto se le escapó de las manos a todos, incluyendo a los norteamericanos. O al menos a una buena parte de ellos. Las sociedades están siendo victimas de apátridas globales, mediocres y multimillonarios, como nunca se vio.
El mundo es un lugar mucho peor desde las redes sociales y me atrevería a decir que encontraron el ajuste perfecto desde 2007/2008 para acá.
Los políticos no saben como confrontarlos, pararlos o controlarlos. Realmente no saben. Los gobiernos no tienen las herramientas ni los conocimientos para hacerlo de manera democrática y en muchos casos por supuesto, tampoco la voluntad.
Lo sientan a un tipo como Zuckerberg en el Congreso, se limita a poner cara de boludo que no le cuesta nada, contesta tres preguntas a unos tipos que no saben ni qué le están preguntando ni lo que debería responderles y chau. Pide un perdoncito, que un sicópata mercenario lo hace sin problemas, deja contentos a unos carcamanes tecnológicos que se van convencidos de que lo pusieron en su lugar, y todo va a peor.
Ni que decir que unas son más dañinas que otras, como Twitter, una megacueva de monosilábicos al servicio de la derecha y ultraderecha universal, que obviamente son los que tienen los recursos ilimitados para bancar los trolls centers, generar las noticias falsas, crispar al límite y conducir a la manada hacia donde quieran, que no son otros lugares que los mismos de siempre. O peores.
Estamos muy muy jodidos, es una lucha absolutamente desigual y con la gente, de todas las edades, zombieficada y envalentonada.
¿Solución? o al menos ¿Principio de solución?
No lo sé. Ni puñetera idea, pero por las buenas, apelando a un sentido de convivencia, no va a ser.