"Como Marx predijo, la guerra de 1870-1871 y la derrota de la Comuna desplazaron por el momento de Francia a Alemania el centro de gravedad del movimiento obrero europeo.En Francia, naturalmente, necesitaba años para reponerse de la sangría de mayo de 1871. En cambio, en Alemania, donde la industria - impulsada como una planta de estufa por el maná de miles de millones pagados por Francia- se desarrollaba cada vez más rápidamente, la socialdemocracia crecía todavía más de prisa y con más persistencia. Gracias a la inteligencia con que los obreros alemanes supieron utilizar el sufragio universal, implantado en 1886, el crecimiento asombroso del partido aparece en cifras indiscutibles a los ojos del mundo entero.1871:102.000 votos socialdemocratas; 1874:352.000; 1877:493.000. Luego,vino el alto reconocimiento de estos progresos por la autoridad: la ley contra los socialistas; el partido fue temporalmente destrozado y, en 1881, el número de votos descendió a 312.000. Pero se sobrepuso pronto y ahora, bajo el peso de la ley de excepción, sin prensa, sin una organización legal, sin derecho de asociación ni de reunión, fue cuando comenzó verdaderamente a difundirse con rapidez:1884: 550.000 votos; 1887:763.000; 1890: 1.427.000. Al llegar aquí, se paralizó la mano del estado.Desapareció la ley contra los socialistas y el número de votos socialistas ascendió a 1.787.000, más de la cuarta parte del total de votos emitidos. El gobierno y las clases dominantes habían apurado todos los medios; estérilmente, sin objetivo y sin resultado alguno. Las pruebas tangibles de su impotencia , que las autoridades, desde el sereno hasta el canciller del Reich, habían tenido que tragarse -¡ y que venían de los despreciados obreros!-, estas pruebas se contaban por millones. El Estado había llegado a un atolladero y los obreros apenas comenzaban su avance.
El primer gran servicio que los obreros alemanes prestaron a su causa consistió en el mero hecho de su existencia como Partido Socialista que superaba a todos en fuerza, en disciplina y en rapidez de crecimiento.Pero además prestaron otro: suministraron a sus camaradas de todos los países un arma nueva, una de las más afiladas, al hacerles ver cómo se utiliza el sufragio universal.
Y, desde aquel día, han utilizado el derecho de sufragio de un modo tal, que les ha traído incontables beneficios y ha servido de modelo para los obreros de otros países.Para decirlo con el programa marxista francés, han transformado el sufragio universal, de medio de engaño, que había sido hasta aquí, en instrumento de emancipación.
F. Engels 6 de marzo de 1895, Introducción a "La lucha de clases en Francia" de Karl Marx