Uuu, yo vengo ya muy tarde al hilo, bueno...
Yo que creo en un universo cuasi fractal, tejido en la autosimilitud de las relaciones, estoy de acuerdo con todos aquí cuando hacen notar que mi análisis a pie de calle, cuando patea una piedra adolece de cerro.
Y en esa misma concepción (penosamente sola diré), es que también encuentro mis peros.
Estoy de acuerdo en gran medida con la forma de plantear el dilema de Ezequiel. Incluso, sin querer convencerme por completo, le doy la razón respecto de cómo entiende las determinaciones de Lozano.
Lo que no me cierra es pensar el éxito de la polarización como estrategia en todos los niveles. Si en alguna medida es un logro para el gobierno actual, lo es en su caracter de efectividad. Pero en tal caso tiene más que ver con la supremacía del desafío por sobre el deseo, que con una capacidad particular de los actores (quizás por eso lo despersonalice diciendo aquello de 'acaso involuntario'). No podríamos hablar de mérito cuando ha sido el recurso por excelencia desde un poquito antes de las maquiavelicas maquinaciones.
Es verdad Adolfo, el copyright no es peronista. Pero cierta gente, desde que aprende a tocar la guitarra, no deja de recurrir al riff-smokeonthewater como recurso único en cuanto se le queman los papeles, o requiere un golpe de efecto certero.
Me niego a aceptar que existan en la sociedad tales divisiones factuales.
En todo caso las sociedades sin sometimiento despótico tienen a conformar relaciones armónico-entrópicas (fundadas en una microeconomía del capital relacional, si, pero nunca totalizantes).
Decidir una toma de posición, dilucidar la estrategia respecto de las leyes me parece correcto cuando hablamos de actores idóneos. No así la creación de nuevos actores bajo la imposición de las reglas del juego (y remarco aquí la diferencia fundamental entre la ley y la regla).
A mi me parece bien que un tipo en el senado acorde a sus convicciones, o por conveniencia política se incline para uno u otro lado, que se ubique en un momento preciso sobre cierto punto de intensidad del gradiente. Son posibilidades en toda ley.
Lo que no acepto es, se imponga la regla a secas como destino único.
No acepto que a doña chola se le obligue a pertenecer a cierta abstacción conceptual no esclarecida llamada campo. Viviendo en una ciudad donde la gente historicamente se encuentra ligada a la producción agro.ganadera, y a un pensamiento fascista disfrazado de sentido común (un poco por tradición relacional, otro tanto por lo que ud llama la paz de la bendita ignorancia), no puedo aceptarlo.
De pronto mucha gente a mi alrededor que suele sumarse con una franca predisposición a la puesta en marcha de medidas sociales en cuanto alguien se las explica (digamos, la buena voluntad respecto de las acciones de bien común), se encuentran insultadas por el gobierno sin saber bien porqué, y recrudecen su compromiso con su tradición nefasta sin cavilaciones. Al solo grito de la palabra campo!
Es lo que sucede con el capital, y justamente donde creo yo la izquierda ha hecho aguas históricamente. Pretenden una sobrecodificación de los actores que hace irremediable la fractura entre ciudadano sujeto y sujeto actor político. Y cuánto peor para los primeros, puestos en función de su imagen espectral, reducidos a puntos de intensidad polarizados a toda velocidad en el flujo político. Lo encuentro tan similar a la sublimación del dinero como a la declaración de los derechos humanos.
(No sería descabellado pensar que hemos sublimado el ejército)
Es el mismo juego amoral que cierran sobre los medios de comunicación o sobre el BCRA.
Cómo puede ser que toda la gente de mi cuadra, luego de manifestar confianza en el gobierno de Kirchner a viva voz, se encuentre defendiendo a Redrado sin tener la más mínima idea del papel que desempeña, de cuales son sus responsabilidades y su capacidad de acción...?
O que puteen a la presidente porque Lapeue les parece un buen chico?
Así -me grita uno.
Son ellos quienes deciden a conciencia que haya o no ajuste de la economía, que el estado tenga o no caracter interventor, etc?
No era mucho menos nocivo resolver los conflictos entre actores idóneos (incluso cuando eso implique crear ciudadanía)?
No atenta todo eso contra la noción de representatividad?
Otra sincera duda a riesgo de volver a punto cero, cuando se dice priorizar el ataque al más peligroso, estamos a favor de los gobiernos populares aún cuando fortalezcan las relaciones capitalistas?
Es un peligro para la sociedad o para la supervivencia de una doctrina?
Existía ese peligro a toda escala o cristalizarlo era una necesidad táctica sectorial?
No me peguen, soy giordano! :D