En el programa desde el Suter-H, pudo escucharse a un Dolina cabal, sin los saltos correntosos que suele tener para mi angustia, su discurso. El de esa noche, era el gratísimo narrador del patio; lo sentí Dolina, no actor. Claro que quería agradar, tal vez mostrar que no era pura ficción. Su diálogo me impresionó adulto, un respiro; su discurrir entre intelectual, gentleman, hombre argentino real, sin una máscara y sin necesidad de tenerla. Le gustó a mi inteligencia su conversación. Le gustó a mi corazón "lo que aún no hemos dicho y nos retractamos si es necesario". Le gustó a mi corazón,... él.
Me impresionó sentido. Me impresionó como a mí me gusta (o se parece): serio, comprometido, sincero y veraz. Me impresionó con la guardia inexistente. Con algún sentimiento expuesto y vulnerable. ES EL DOLINA al que me gusta escuchar. El que estimula mi ser, a quien responde mi ser.
Me encantó todo. Aún algún mísero chiste irónico, sin el cual no habría podido decir lo que quería decir.
La música LO QUE ME UNE A ÉL, fue semejante a lo que los astrónomos y científicos llaman "el pegamento universal".
Ahora, no sé en qué momento dijo chotismo, no lo oí; tal vez oí lo esencial o lo esencial para mí.
Sí sé : CHOTISMO: Conducta improcedente. Mediocridad ... Que a eso se refería conforme al lunfardo. Y no al lunfardo del lunfardo, abajo del cordón, cuneta al fin, que toma la acepción
Sé que se referiría sin referirse a ese movimiento que se destaca por no destacarse demasiado. O a aquellos que son vanguardia contra el dinero, el lujo y el idiotismo de la comodidad. ¿Habría discípulos en ese patio? Consejo entre líneas : si los primeros quieren ser los primeros, pues,... dejadlos.
No querría significar el uso despreciativo, que sirve como dentellada sobre una persona de edad avanzada... Sería muy simple. ¿Y desde cuándo Dolina es simple? Tal vez si lo fuera, igualmente que directo, sería más amado, amado tal vez del modo que necesita pero en el que no cree. Brutalmente interpretado tal vez un viejo choto o una vieja chota, son aquellos a quienes no sólo ya no les importa nada de nada, sino que se dedican a destruir a quienes sí siguen viviendo o muriendo porque les importa.
Pero Fábregas sí quiso decir excreción. No da que haya querido decir, cabrito.