House, hay escuchas más íntimas, irreconciliables con la Obsolescencia Programada, cuando en mitad de la noche me despierta algo que no importa calificar. Entonces, apretando con la yema de un dedo ( ...ésta ) una tecla, escucho la voz y la música con pureza, pegaditas a mi oído, en la dimensional caja china de mi viejo radiograbador. Esas cosas que conserva la tradición de un arte de amar, entre tantos.

Sí, muchas veces los fines de semana, elijo de AQUÍ programas que no grabé. Y mientras escucho, el mantel blanco está tendido...
Dijimos que había más de un arte de amar y, otras cosas, otras formas.