A quien llamar maestro.
Nadie es si se prohibe que otros sean.
La verdadera pedagogía representa los procesos de constante liberación.
Alfabetización implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado.
Enseñar exige la corporización de las palabras por el ejemplo.
Enseñar exige respeto a la autonomía del educando.
Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas.
La cultura del silencio y la ignorancia, van de la mano. Dejar parlotear en la ignorancia también es una cultura de silencio.
Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su palabra.
No hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión.
Las palabras verdaderas y sólo ellas pueden transformar al mundo, lo contrario es fraude.
Sería en verdad una actitud ingenua esperar que las clases dominantes desarrollasen una forma de educación que permitiese a las clases dominadas percibir las injusticias sociales en forma crítica.
Hay que encontrar el meollo del silencio y un camino para que ellos rompan el silencio.
Si el grupo me quiere escuchar, no puedo negarle mi voz, pero en seguida yo demuestro que necesito también de su voz. Porque mi voz no tiene sentido sin la voz del grupo y lo invito y lo desafío.
No importa que el contexto cultural, ideológico, político, social del educando esté echado a perder, una de las tareas del educador es rehacer esto EN EL SENTIDO QUE EL EDUCADOR ES TAMBIÉN ARTISTA, ÉL REHACE EL MUNDO, ÉL REDIBUJA EL MUNDO, REPINTA EL MUNDO, RECANTA EL MUNDO, REDANZA EL MUNDO.
Sólo es posible DAR NOMBRE después que se hacen las cosas. Cuando dios dijo "darás nombre a las cosas" dijo en verdad " transformarás el mundo para que PUEDAS dar nombres a las cosas".
La ideología inmovilizadora es contra esta afirmación del libro del génesis. Si no nos tornamos coautores dios sería bancario y él no podría ser bancario porque él no podría contradecirse.
ES MUY DIFÍCIL PARA QUE UNO SEA SI LOS OTROS NO SON.
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Son palabras de PABLO FREIRE : pero yo escucho a Dolina decirlas en sus actos.
Con la coherencia que Freire exige como condición, aunque no exista la coherencia absoluta.
Está prisionera la humanización : lo revolucionario en Dolina es estar al servicio de su liberación permanente.
Una especie de hombre-montaje, un "complejo intelectual y emocional", QUE APRENDIÓ A DECIR SU PALABRA Y NO PUEDE NEGAR SU VOZ. Para eso es la pedagogía del arte, es teatro, literatura, música ... Claro; pero no sería suficiente : es, encantamiento y encanto humanizador, que no convierte en oro todo lo que toca como el hombre del mito, sino que lo humaniza... Tiene "ese algo del destino" ( lo nombró el jueves ) y la pasión y tenacidad del rehacedor y cohacedor, de aquel que sirve para ser llamado maestro.