Primero, le mando un saludo a la persona que contrariada por los desbordes de egos, nos mandó a leer con toda humildad "a los que escribieron sobre esto". Yo no niego tener un ego, ni quiero negárselo a los demás, tampoco niego que este tema pueda aburrir a muchos e interesar a pocos.
Dac, me parece que la autocrítica es una necesidad de todo intento de acción hacia el exterior, para no cometer errores graves e incluso anular el objetivo propio.
La cuestión es si esta autocrítica puede postularse como la solución alternativa a lo que se planteaba en el primer comentario del hilo, que es lo que se desprende de tu respuesa "al mismo". A mí me parece que no, creo que como punto de partida, puede impulsar a algunas personas y a otras no. No sé cuántas personas conozco (o se de) que ejercitan el psicoanálisis o leen autoayuda (por más preconfiiguradas que sean estas vías, entran en la definición) y no sé si podría mencionar a una que transforme esa introspección en acción social, o siquiera en algo mucho más modesto, como dudar antes de apoyar o consentir ante la barbarie.
Esta solución desde el individuo, además de improbable en sus propios términos, tiene el problema de suponer al individuo antes de su existencia real. Es un individuo que, en tus palabras, es "influido" después de existir como ese átomo asocial (que se vuelve, no es, social) que aparece en la sociedad, un átomo más o menos parecido a otro, y que sólo luego obtiene su color, y siempre y cuando "se deje" de acuerdo a su "responsabilidad individual", influenciar. Lamentablemente, los individuos no surgen a partir de un alma preexistente y no tienen tan alto grado de libertad (lo que conecta con la responsabilidad). Los fenómenos sociales que han ocurrido hasta ahora parecerían demostrar que las circunstancias sociales producen tipos de personas con ciertas condiciones iniciales parecidas, y sólo a partir de éstas interviene el caos y la posibilidad del libre albedrío (a pesar de Nietzche). No sé si a esto hace falta agregarle algo, me parece que todos podemos estar de acuerdo en el peso que la forma de la sociedad impone sobre la formación de los individuos. Si han visto la película "Los dioses se han vuelto locos" creo que se refleja una forma de vida más determinada por las condiciones socioeconómicas que por un nivel "Budda muy bien felicitado" de espiritualidad. Cada sociedad tiene sus propias formas, y en este sentido voy al cuento que trajo otro comentarista, que no sigue el desarrollo histórico del problema, y por lo tanto, pone el origen del problema en donde al autor del cuento se le ocurra. La codicia del banquero presupone como natural la existencia del banquero y de una acumulación de riquezas, etc. La codicia no es el punto de partida a partir del cual explicar nuestra sociedad, o sino todas las sociedades con ese componente (que pueden ser casi todas) serían iguales, hubieran sido iguales. La codicia surge de algún lado, o al menos se efectiviza sólo en ciertas condiciones. Un bosquimano codicioso no tiene sentido. Sin propiedad privada la codicia no tiene sentido.
Para terminar, la responsabilidad que pueda tener yo en la actual crisis mundial, para decir algo, o la que podamos tener 7 mil millones de personas que no somos dueños de los medios mediante los cuales se invierte la riqueza y s emoviliza la producción, no me parece que pueda equipararse a la responsabilidad de los dueños de todo, como si fuera una simple diferencia cuantitativa. Creo que es más realista considerarlo una diferencia cualitativa.
Lo mismo respecto a la responsabilidad que tenemos al votar (como si se pudiera votar a cualquiera en vez de a algunos candidatos inflados por el sistema; o como si tuviéramos control sobre lo que después hacen los "representantes"; o como si no cayera la represión cuando tal control intenta ser ejercido por las mayorías, etc) o hacer cualquier cosa.
En fin, lamento el desborde egotista, en todo caso, con darme la razón como a los mismos, me cierran el pico.