Al analizar las alianzas preelectorales de las izquierdas, era claro su posicionamiento en el centroderecha, lo que hizo que muchas fracciones de derecha volvieran a buscar su antiguo nicho de votantes ultras, y referentes identificados con la milicia, que se había vuelto momentáneamente mala palabra, pero con el crecimiento de la "inseguridad" alimentó la añoranza de la vuelta de las botas. En otras sociedades donde lo militar es omnipresente, es parte de su política exterior permanente, e implica una población que sigue alimentando con con gusto el contingente de soldados, por los dividendos que la guerra produce, el corrimiento tiene que ver con el mismo proceso que ha acompañado en esas sociedades el reconocimiento de derechos, es la rrespuesta estereotipada a lo que se vive como ataque a la propiedad privada, ya sea la abolición de la esclavitud, el derecho de las poblaciones precolombinas, o de la mujer y los hijos, seres de uso y abuso históricos. Las redes es un humo, que reparte nombres a diestra y siniestra, tratando cómo nuevo las formas de la política más primitivas. Milei cala en todas las edades, los cincuentones que se creen contribuyentes de cartel lo aman. Cuando quiero ver en qué andan los pibes, ni me asomo a las redes. Los busco liderando procesos barriales, levantando sus espacios, esos que la política partidaria les niega, a no ser que se sumen como masa a ser convocada cuando se la necesite.