¡Vio! ¿Hizo las cuentas? ¿Vio que no mentí?, yo cumplí y lo sabe amiga, sí, sí, sí… Bueno, aprovechemos que los fines de semana los vecinos del barrio salen a dominguear para hablar tranquilos. Quedaron muchas cosas pendientes. Después de su mensaje del 21/03 a las 15.13, me dejó medio apichonado en mi nidito, me dijo que no tenia interés en dirigirme la palabra… ¡pero resulta que si después no le contesto me dice que soy anacrónico, disonante y distraído!, ¿Qué pasa, amiga? Realizo todos los gestos y actos cotidianos de la supervivencia como todo el mundo, y los otros también; no sé que quiso decir con lo de “dos destinos”, pero mi expresión no fue una costumbre, fue una verdad, y estoy empezando a tener problemas para concentrarme, lo que me preocupa. “Eso le cabe sólo a un enamorado o a un codicioso apropiador-negociador”, ¡Hola! ¿amiga? ¡Hola! No la creo una imbecil para nada, y las cicatrices de torero que tengo no me hacen elusivo, si el toro quisiera me embestiría de frente y me partiría el pecho. Rebobinando, no es que todo gire en torno a la palabra correo, palabra a la que no cargué ninguna intencionalidad, quise dejar en claro que me había equivocado, nada más. Me llamó la atención su aclaración, lo de buscona y lo del hueso, porque así como usted no es desalmada ni necia, yo no soy desubicado ni irrespetuoso, además el hueso bien puede tener muchos nombres no excluyentes, sea como sea, cuando alguien se muestra como es, si es honesto y bien intencionado, siempre tendrá todo mi respeto y en cualquier otro caso… ¡cuente con un servidor siempre bien dispuesto!... jeje… ¡No se enoje!
Hablar el lenguaje del otro es casi como ser el otro, usted dijo: se requiere un estado de gracia: una comunión, y nunca es solo uno el que se pierde en la sustancia invisible para lograr el aprender y el aprehender sin escrúpulos, elipsis, ni piedras en la frente; es un mutuo decir sí a todas las cosas, pero lo que allí se juega no es trivial, en ultima instancia es la propia identidad; hablar el lenguaje del otro es también dejarse hablar y ser hablado por el otro. No descarto la alteridad, toda mujer es muchas mujeres, misterio habitado por misterios que pueblan en zonas oscuras, densas y desconocidas y en esa densidad sueñan, se alimentan, crecen hacia adentro y solo ellos se conocen a si mismos, solo voluntariamente se irradian en la gratuidad del darse o se repliegan en la cruel insinuación, y en su profundo transitar no se cruzan con los mismos transeúntes, lo sé, ese misterio que habla muchas lenguas me ha acechado alguna vez con su instinto cazador, me ha hecho perder en los caminos del amor, su presencia me rozó primero y luego, cuando me tuvo rodeado con su vértigo de dulzura y de dolor, me dijo sin hablar “no eres el cazador, eres la presa”. Por eso no estandarizo. ¿Verdad que me va a contestar? ¿Verdad que sí?