¿Hola?... ¿hay alguien?... ¿se puede?... es para pedir una última cosita, un último favor. Ha sorteado tantas torpezas y ha hecho tantas concesiones, le pido solo una mas. El miércoles yo tenia algo para subir, algo breve que preparé con esmero, luego de leer su ultimo mensaje (el de aquí de rincón, vi los dos a la vez porque llegue a las 21.30) me dije: no, una vez está bien, dos, aférrate, pero ¿tres?, ser un tonto no tiene nada de malo, ser un necio y un pesado sí. Yo ya he dicho mi verdad, la escribí en una pared con una tinta hecha de mi propia sangre y alma, y también he aceptado lo que tenia que aceptar, pero ahora quiero que me dé un adiós sincero y no esa crueldad del último mensaje que subió al rincón, aunque sea en nombre del amor, que aunque no correspondido sigue siéndolo, luego de eso lo cerramos (al rincón) y yo me abstendré por unos días y luego me limitaré a comentar cosas solo referidas al programa y usted seguirá iluminando el foro con su palabra. Lo que escribí es esto, ¡a alguien se lo tengo que mostrar ahora!:

…temblar al tacto de tu piel como al impacto de un rayo trasparente hecho de nervios, ansias e ilusión, quiero que el fulgor martille luminoso y todo vibre, hacer temblar las cercas del misterio para alumbrar y vislumbrar y que así le robemos el tiempo preciado del amor a la oscuridad que nos acecha y nos rodea. Busco el nido, el témpano de fuego, el lento hálito profundo de tu ardisia y tu azalea, un vergel de cosas vivas que verán el desprenderse de mis lirios hacia el centro de tu núcleo, por tu límite y tu contorno para ir hasta el fin de toda tu extensión.
Se me parten las falanges, las lúnulas se rompen, las manos no me alcanzan, como un bloque de granito se contraen hasta los huesos, rechinan los tendones, busco, busco el témpano de fuego, pero antes, quiero la calida nieve de tus cumbres, pero luego, quiero tu divina proporción, y entonces, solo entonces, ya a las puertas de tu templo, el azur y el negro sobre el ámbar, es ahora que el odre quiere ser vertido, tiene sed de cuenco, sed de ti, sed de profunda agua pesada, cuando el pétalo ya esté sobre el martillo es que te lo digo: hazme morir de rodillas, mírame y dime tu oración “ven y escríbeme en la piel, entra, entra, dentro está la salvación.”

No se burle, me costó trabajo. No importa. Vamos amiga, despídame como se despide a un amigo, con un adiós honesto hecho de alma y corazón así quedamos en buenos términos y la puedo dejar en paz.