¿Qué pasa House, qué le duele? o ¿ qué le duele a los otros, que trata de distraerlos con el enojo? o ¿ a la visconversa - creo que la Chilindrina decía así-?

Digan lo que Sienten, hagan esta página verdadera : y nadie osará estar en desacuerdo o enojarse, porque ese es el efecto del encuentro con la verdad "verdadera".

"Nunca me abandones" Es una cruz terrible esa responsabilización. Porque el verdadero temor del verdadero amante humano mortal no es ser abandonado, sino abandonar. Creo que "la pasión" de todo amor, es estar en el umbral de la muerte y seguir sintiendo el deseo incondicional de proteger, de cuidar al otro, no hacerlo llorar ese infierno : dejar solo al ser amado, morirse. Creo que debe ser el único real dolor.
El verdadero amor no necesita decir "nunca te abandonaré" ni pedir lo mismo para sí : hay un punto de fusión en la raíz del ser, del alma; pasó a otras manos ese fenómeno.
Cuando murió mi abuela, fluí en la corriente de ese hecho hasta el fin, sin llorar. Cuando tode terminó, era otra noche. Fui a acostarme a su habitación. No dormí. Esperaba. Y entonces la sentí allí, sólo un intenso momento. Y recién, rompí a llorar. Como si hubiera esperado su confirmación, su consentimiento.
Mi madre, me escuchó desde otra habitación. Vino hasta mí, sin prender la luz. Se sentó a mi lado, me abrazó y me dijo : -Yo nunca te dejaré sola.
Quiso decir, no sentirás lo que yo estoy sintiendo.

El varón y la mujer que logran vincularse con esa energía, han vivido la máxima experiencia de la aventura humana.

¿Mentimos? ¿El amor es "efímero"? No. Ella murió también.
La promesa, como toda promesa de verdadero amor, nació de la incondicionalidad. Y esa energía, es como aquella que no puede ser creada ni destruida. Esa energía toma muchas formas, muchas caras - criaturas semejantes, padres, hijos, amigos, hermanos, parejas , la costumbre de los roles y los nombres - pero es la misma; más ramas algunas, más tronco otras, más raíz y pájaro las fundamentales; pero la misma. Los detalles, la diferencia, está en la mirada que nos mira, el ser que nos toca, la dimensión del encuentro.
Llegaun momento, en que el hombre amado, la mujer amada, lo encarna Todo.
Y esa es la grandeza del amor : jugarlo todo, con los ojos abiertos, y no llenos de dudas o espantos o bajezas, sino llenos de inocencia y gratitud, a pesar de y a causa de, mayor que la esperanza.