Hay un sinnúmero de cosas asociadas al programa de Dolina, que van más allá del programa en sí, de las cuales el mismo es quizá tan solo la excusa. Hay gente que escucha todo el programa para tan solo asistir a una sola reflexión lúcida, simpática, aguda, original, que no logrará encontrar en ningún lado más, que la hará sentirse satisfecha de ese sutil placer de la reflexión. Cosas aparejadas, evocaciones, rarezas, gente que se ha aglomerado, quien saben en busca de qué o huyendo de qué ("sobrevivientes", como la revista Fierro que así se refería a esa generación a la cual pertenece Dolina, como el tema de seru giran por eso asi también llamado). Es un foco particularísimo. No se trata de fanatismos. Se trata de que es una obra verdaderamente artesanal, hecha con pura fibra humana, finísima y llena de calidez. Y yo quisiera que se me dijera en qué otro programa de radio de las principales am o fm pueden encontrar algo similar hoy en día. Una trayectoria similar, una entrega similar, una anecdotario similar. El programa es un reducto, Dolina un sobreviviente a una generación de gente que está desapareciendo de la escena del país (por mencionar un Fontanarrosa, un Guinzburg, un Tato, un Castelo, un Carrizo, un Martineitz). Y a lo que están dando paso, a medida que se retiran e irrumpen esas "nuevas figuras", más grande aparece su presencia y trayectoria, más valioso se torna su trabajo, con más ahínco lo defiendo y agradezco. Y tal vez me duele que se hable de más por ahí, con tanta egoísmo incluso por las nuevas generaciones de personas que tal vez recién ahora descubren el programa y pueden disfrutarlo (como algunos de estos viejos oyentes amargados ya no lo hacen), e incluso tienen esta maravillosa página para descubrir programas de todas las épocas. Porque creo que no más que gratitud podemos tener de haber tenido esta compañía, esta amistad, porque eso es lo que me sugiere cualquier tramo de este programa a lo largo de los años: amistad.