Víspera de Noche Buena. Me da vergüenza releer mis exabruptos, la vulgaridad de las palabras torpes. Debería tener menos orgullo y disculparme a mí misma como disculpo a la otredad (no donde hay maldad), pero no puedo, lo antiestético y antiético de las palabras escritas y maltratadas, el sentido doloso de desborde emocional (no de sentimientos) como un arañazo o la uña deslizándose sobre el vidrio, son pesadumbre, aflicción. Tal vez ni siquiera las han registrado, pero yo sí. Pido perdón por tanta fealdad.
Sólo estoy asustada y de todos los frentes las circunstancias me han estado dando batalla; así que no conté con la fuerza de costumbre para manejar erupciones de ciegos impulsos.
Estoy asustada por los cambios de LVST. Los cambios en el trato de Dolina, al programa. La sensación horrible, la congoja que produce, encender la radio y que no esté o hallar una grabación que no es presente, sin su voz en un teléfono, hablándonos... Como si él estuviera dejando de necesitar al oyente del otro lado, como si ya no le importáramos. No sé si alcanzan a comprender la magnitud de lo que digo y que implica.
Esta noche, explicó lo de las ausencias, las no aclaraciones al público, el programa en vivo que no se emitió (se ha perdido dijo, para el oyente)... Esta noche suavemente, fue él otra vez, un rato.
A veces me asalta el oscuro (le quito la b, ahora no la siento) presentimiento de que Alejandro estuviera preparándonos para una separación o un cambio muy grande : ¿cómo se hace sin desgarrar?. Pues así, de a poco, pero sin pausa... Tal vez estoy algo paranoica, me muevo otra vez en el exilio y van cayendo cuidadosas máscaras alrededor y vuelvo a ver los viejos monstruos que creí no ver jamás. Por eso mi pequeñez de palabras vulgares y agresivas, me parece doblemente horrible. No deseo repetir tal actitud.
En realidad, ni este foro, ni él, ni LVST, se lo merecen.
Estoy reprochando ausencia, y que me cambien la casa; como puedo, como la niña me deja, como la viajera que vio demasiados paisajes y habló demasiado, a fuerza de solitaria parquedad se perdió en el monólogo, se desencantó del diálogo. No sabe - u olvidó - cómo reclamar, cómo exorcisar los signos que ve y pedir : ¡no cambies tanto que, te alejes! "Ruiseñor, no dejes de cantar". Chingolo, guitarrita del campo, no te vayas.
Viyi el sábado, 24 de diciembre de 2016 a las 05:56 AM
en La venganza será terrible del 23/12/2016 dijo: