Programa con mucha "revolución emocional" ( será algo que comió -diría el personaje Dolina, nó Alejandro )... Es un hecho feliz reencontrar al Alejandro de anoche, el plus ultra de LVST que sigue vivo en él. :-)
Me inclino a creer que Barton sí se emocionó; fue un énfasis inoportuno el comentario que "mata el amor antes de que suceda": porque no es el sarcasmo lo más valioso que tiene LVST...
A veces una pizca de más de cinismo en la actuación y la realidad se rebela: la realidad de cada uno, de los que escuchan sin ninguna suspicacia. Esas dos horas, sustraídas al descanso, al sueño, el trabajo, el estudio, una invitación a salir, la compañía de otras personas o, cualquier otra posibilidad que tenga su valor,... son una seria elección e implican una delicada credulidad, una esperanza superlativa, como para negar o maltratar su sentimiento puro, con la burla; por muy intelectual que suene jerarquizarla como ironía.
Hermoso programa, completo o más bello, por la presencia de El Trío sin Nombre.
Se escuchó el "¡Bienvenido!" que Barton dirigió a Piedrahita... :-) ))))
Sería un crimen que Barton cambiara. :-(