LA IRONÍA EN LA ARGENTINA
Ironía no es sinónimo de inteligencia. En algunos foros cae bien la ironía. La ironía cuando no es educativa (como sí lo es en el caso de la socrática) es sarcástica y está destinada a la agresión sutil (eso también cae bien en ciertos foros). La ironía es una habilidad astuta muy propia del gaucho argentino y de nuestra idiosincracia. Es lo que nos hizo creer que los argentinos eramos muy inteligentes. Y así nos fue. La picardía gauchesca nos sirvió (y nos sirve) para aventajarnos unos a otros creyéndonos los mejores del mundo y hoy el mundo ni siquiera sabe quiénes somos, cuando fácilmente podríamos haber sido una gran potencia.
El irónico tiene al ejercer su acto un sentimiento de superioridad o de aventajar al otro, lo cual es comprado por el público que festeja su picardía. Pero con ello demuestra su falta de interés por la verdad. Es lo mismo que el sofista, logra efecto sobre el público aún cuando lo que diga es falso. Es lo mismo (¡oh sorpresa!) que la política de turno. Toda la masa aplaude, sin saber que lo que festeja es su propia ruina y, sobre todo, la de los suyos.
Mariano