Una cosa un poco (un poquito) más en serio, y que me viene de unos posts más arriba. Por favor no personalizar, que no va en desmedro de nadie.
Ricardo evidentemente se sintió conmovido por la belleza de la frase que dijo el Negro. Y eso está bueno. Además responde al arte que Dolina despliega, en el sentido de que lo que en definitiva busca es de alguna manera provocar este u otro tipo de goce. Para eso utiliza su manejo de la voz, de las pausas, adorna el discurso, le da todo un vuelo poético, y la verdad es que lo hace muy bien.
Voy ahora a la respuesta de Mandeb. Y medio es verdad, al menos es verdad que el Negro lo dijo antes, y que antes alguien lo dijo o lo escribió. No sé si es cierto que la motivación del artista pueda quedarse en el deseo de ser ni tan siquiera amado, al menos querido. Pero aún suponiendo que eso sea verdad, es evidente la legitimidad de quien se siente emocionado por un hecho artístico.
Quiero decir: Para el caso, cada función (en el sentido de performance) de un artista, es un hecho novedoso en tanto el público es nuevo. Es más, ni siquiera eso hace falta: la disposición anímica es siempre nueva en tanto realización de un evento aleatorio, a saber estar en ese lugar en ese momento.
Por ende, y habiendo obtenido varias veces respuestas del tipo "Eso no es nada nuevo", reinvindico que sí lo es, si es que el receptor así lo recibe. Incluso si el mismo espectador ya lo oyó o lo leyó, porque es ahora y es irrepetible.
Digo, qué sé yo.
Auf wiedersehen